La Iglesia en Estados Unidos celebrará la Semana Nacional
de la Migración 2016 bajo el lema “Fui forastero y me
acogisteis”, tomado del Evangelio de Mateo.
Según anunció la Conferencia de Obispos Católicos de
Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), la celebración comenzará mañana 3
de enero y culminará el 9 de enero
Esta semana, explicaron los obispos estadounidenses en un
comunicado, “provee una oportunidad para crear conciencia sobre los
sufrimientos que enfrentan los migrantes, incluyendo niños, refugiados y víctimas
de tráfico de personas”.
El Obispo Auxiliar de Seattle (Estados Unidos) y
presidente del Comité sobre Migración de la USCCB, Mons. Eusebio Elizondo,
señaló que “las personas a menudo olvidan que la Sagrada Familia fue también
refugiada en Egipto”.
“De igual forma, los refugiados en todo el mundo, que son
extremadamente vulnerables, están huyendo por sus vidas”, indicó.
Mons. Elizondo subrayó que “como católicos, estamos
llamados a acoger y ayudar a estas familias que también necesitan nuestra
ayuda”.
Como parte de la Semana Nacional de la Migración 2016,
los obispos estadounidenses establecieron un pequeño programa de donaciones,
con el cual proveerán de recursos a parroquias, escuelas y otras organizaciones
católicas, para que estas puedan financiar programas nuevos o existentes de
asistencia a migrantes.
La celebración de la Semana Nacional de la Migración fue
iniciada por los obispos estadounidenses hace 25 años, como un tiempo
particular para la oración y la acción. En esta ocasión, diversas diócesis han
programado eventos especiales durante esta semana.
Los obispos también han difundido la siguiente oración en
el marco de la celebración:
PADRE AMOROSO,
Oramos para que les brindes tu divina protección
a todos los migrantes,
en especial a aquellos que deben dejar sus
hogares debido a la guerra o la violencia,
a los que son desarraigados a causa de la
degradación ambiental y del cambio climático
o cuya pobreza material los empuja a buscar
oportunidades en otro lugar.
Muéstranos la manera de acercarnos a estas
poblaciones vulnerables
y ayudarles a empezar una nueva vida en un nuevo hogar.
Abre nuestro corazón para que podamos ofrecerle
hospitalidad
a todo aquel que viene en busca de un refugio.
Concédenos la valentía para acoger a todo extranjero
como si fuera Cristo en medio de nosotros.
Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor,
quien vive y reina contigo, en unidad del Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
ACIPRENSA
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