No cabe duda que el
siglo XXI está revolucionando en muchos aspectos y uno de ellos tiene que ver
con la migración mundial, lo que seguramente sus consecuencias se apreciarán en
mayor medida en unas decenas más de años.
El
fenómeno se ha vuelto imparable, tanto por causas que podríamos llamar
“naturales” como el hecho de buscar nuevas formas de vida, estudios o trabajo;
como por las forzadas principalmente por las guerras, el terrorismo, la
violencia generalizada, las hambrunas y la preservación de la vida. Y de ello
estamos hablando de millones de desplazados, como se observa en África y en
Medio Oriente, que buscan llegar principalmente a Europa en calidad de
refugiados, lo que se interpretaría, en teoría, que esos hombres y mujeres
algún día regresarían a su lugar de origen.
No
obstante, este fenómeno migratorio con todo y su importancia no excede ni por
poco, el número de migrantes de otras zonas que abiertamente sí se establecen
de manera permanente, donde la mayoría de las veces se quedan a vivir.
En
este último caso, las migraciones comienzan a influir en el modo de vida
cotidiano y a buscar insertarse, por lo regular, en el medio que los acoge y en
sentido contrario también, ya que las migraciones, al trasladar su cultura y
sus costumbres, influyen con ello en el país de destino.
La
migración mundial ya es imparable por más que los gobiernos de los migrantes de
procedencia y algunas circunstancias locales traten de evitarlo. Sin embargo,
habrá que tener en cuenta que las condiciones varían constantemente, por lo que
algunos suben y otros bajan sus cifras, lo que a la vez tiene diferentes
interpretaciones, como el caso de México.
El
informe “Tendencias sobre la migración internacional, revisión 2015” de la
Organización de Naciones Unidas (ONU) revela que México ha dejado de ser el
principal país proveedor de migrantes, con 12 millones 339 mil 62 personas que
viven en el extranjero, cuando en 2013 la cifra era de un millón más.
India
tiene ya 16 millones de nacionales en el exterior, seguido por México, Rusia,
China, Bangladesh, Paquistán y Ucrania.
Cabe
aclarar que dicho estudio abarca a todas las personas que salen de sus
respectivos países para radicar en otro, independientemente de las causas,
aunque la mayoría de las veces, como el ejemplo de México, es por motivos de
trabajo y cuyo destino es principalmente Estados Unidos, seguido de Canadá,
España y con la sorpresa que Guatemala se coloca en el cuarto sitio de
preferencia -lo que habría que estudiar el ¿por qué?- aunque sigue aumentando
hacia Alemania, Francia y Reino Unido.
Si
es por motivos económicos, México debe estar satisfecho que su población se
quede en el territorio, si ve mejores oportunidades de trabajo y en general de
calidad de vida. O que ya no perciben tantas ventajas de ir sobre todo al país
del norte.
Lo
que hay que tener en cuenta, es que la migración ha existido a lo largo de toda
la historia de la humanidad, es imparable y está transformando el mundo.
Rosamaría Villarello Reza
Sol de Mexico
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