BARCELONA, jul (IPS) - A diferencia de otros inmigrantes, llegados a España en busca de un trabajo para mejorar sus condiciones de vida, el brasileño Flávio José Carvalho da Silva, de 39 años, vino a esta ciudad porque se enamoró de una catalana.
Licenciado en sociología y antropología y con una maestría en política en la Universidad Federal de Pernambuco, en el noreste de Brasil, Silva conoció a la que ahora es su esposa durante una de las reuniones en su país del Foro Social Mundial.
Lleva cinco años en esta capital de la comunidad autónoma de Cataluña, en el noreste del país, y desde abril pasó a engrosar las cifras del desempleo, en medio de la segunda ola de la crisis financiera global, que tiene a Europa como protagonista y que en el caso de España ha destruido vorazmente puestos de trabajo.
En este país de 47 millones de habitantes, junio concluyó con casi cuatro millones de personas sin trabajo, un 20 por ciento de la población económicamente activa. El Ministerio del Trabajo e Inmigración detalló que el número total de desempleados subió 11,7 por ciento respecto a junio de 2009.
Pero en el caso de los extranjeros, el incremento fue de 20,4 por ciento.
Silva llegó a trabajar en la vendimia en un pueblecito cercano a Barcelona, pero después obtuvo trabajos más cónsonos con su formación, aunque siempre con contratos temporales.
Laboró en organizaciones vecinales y de inmigrantes y luego en la Asociación para la Cooperación de Internacional de Barcelona, donde ayudó a organizar la base de datos de sus miembros, hasta su despido.
Su seguro de paro está por vencerse y no ve perspectivas, así que él y su mujer han pensado en el retorno con sus dos hijos, reconoció IPS.
Duda que los brasileños estén regresando. Lo que sí está seguro es que muchos connacionales preparan las maletas para venir a España, por el número de consultas que le llegan sobre como instalarse en Barcelona.
Silva cree que en Brasil se mantiene el deseo de emigrar porque su moneda, el real, está estable, lo que permitió ahorrar y asumir el riesgo de probar a vivir en otros países. Y en cuanto a crisis, los brasileños aprendieron a driblar con sus efectos hace tiempo.
En el caso de Barcelona se suma que tiene un clima cálido, con playas, diversión y cultura, como Río de Janeiro, y un ambiente de trabajo, como en Sao Paulo. La ciudad es "como una miniatura Brasil, con brasileños de todas las clases sociales y todo tipo de trabajos", aseguró.
Puede ser que la crisis abra una oportunidad de trabajo para él. "Veo cuantos necesitan apoyo e ideas para proyectos", dijo, y organizar grupos y sobrevivir en las dificultades es parte de su experticia desde cuando vivía en su país.
Silva integra una red que busca organizar a los migrantes brasileños, para exigir mejores servicios en los consulados del país y más asistencia para los residentes en el exterior, y va a postularse como miembro del Consejo de Brasileños en el Mundo, que se pretende crear a fines de año.
"El gobierno brasileño no tiene idea de cómo viven sus ciudadanos en el exterior, ni imagina que hay gente pasando hambre en la cola de Caritas", una organización asistencial católica, argumentó.
NÚMEROS DE LA INMIGRACIÓN
Miguel Pajares, investigador de la Universidad de Barcelona, anticipó a IPS que un estudio sobre inmigración y trabajo, cuyos resultados se darán a conocer en agosto, revela que en 2009 el arribo de inmigrantes se mantuvo similar al del 2008, cuando en octubre estalló en Estados Unidos la crisis financiera global.
Pero sí hubo un gran cambio, según la investigación en que participó Pajares, elaborada por el Observatorio Permanente de la Inmigración (OPI) del Ministerio de Trabajo.
Ahora se está cerca del equilibrio entre los que llegan y los que retornan, precisó.
Durante el auge inmigratorio de los primeros siete años del milenio, llegaron a España anualmente entre 600 y 700.000 extranjeros.
En 2009, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística unos 400.000 inmigrantes abandonaron España. Entre los latinoamericanos, las colonias que más retornan parecen ser las de Colombia, Ecuador y Bolivia, aunque no hay datos confirmados al respecto, dijo Pajares.
Cree que el flujo de inmigrantes a la Unión Europea volverá a ser alto en cuanto se supere la crisis, pero en España el proceso será más tardío, porque su desocupación duplica el promedio del bloque. Además, en el país la destrucción de empleo es muy acelerada y la generación de puestos de trabajo lenta.
BRASIL, UN CASO APARTE
Entre 2008 y 2009 el OPI promovió una investigación bajo el título de "Los inmigrantes brasileños en la estructura socioeconómica española", con dos objetivos: trazar el mapa socio-demográfico sobre ellos y apoyar su inserción.
Uno de los investigadores, Leonardo Cavalcanti, un cientista social especializado en migraciones y profesor en varias universidades, detalló a IPS que los brasileños prefieren tradicionalmente Estados Unidos y Portugal como destinos para emigrar.
Pero entre 2004 y 2008 fueron tardíamente atraídos por la bonanza española y la población brasileña en el país pasó de 40.000 a 120.000 personas. Solo en 2007 el colectivo brasileño se hizo más visible para las autoridades y comenzó a rechazarse su acceso.
La situación hizo crisis en febrero de 2008, cuando en el aeropuerto de Madrid se prohibió el ingreso a un estudiante brasileño de postgrado de física y otros cuatro viajeros, en conexión a Lisboa para participar en un encuentro científico.
La amenaza de Brasil de aplicar reciprocidad de trato a los españoles en sus aeropuertos y las protestas de los medios de comunicación revirtieron estas actuaciones.
Las mujeres representan 60 por ciento del colectivo brasileño, el menos documentado de los inmigrantes y que mayoritariamente llega a esta nación europea para "conseguir un trabajo y una vida mejor", reflejó la investigación.
Todos los inmigrantes enfrentan ahora los recortes del gobierno en servicios sociales y programas de acogida. Pero, aún así, "para muchos es preferible estar en España que retornar a sus países", puntualizó Cavalcanti.
El especialista cree que es importante investigar cómo se integran en España y el resto de Europa los hijos de inmigrantes nacidos en el continente. "Nadie sabe cómo será el futuro de estos niños, si serán nacionales de segunda clase o tendrán el mismo acceso al trabajo que los hijos de españoles", planteó. (FIN/2010)
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