La Oficina en Ecuador de la agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) lleva a cabo una campaña para combatir el brote de xenofobia que se ha registrado recientemente en ese país contra los refugiados colombianos y peruanos
Según datos del ACNUR, unos 55.000 refugiados y 130.000 personas con necesidad de protección viven actualmente en territorio ecuatoriano, la mayoría de ellas proveniente de Colombia en un intento por huir del conflicto.
Este fenómeno ha generado una serie de pintas, pequeños atentados y amenazas, entre otras manifestaciones xenófobas, señaló el representante adjunto del ACNUR en Ecuador, Luis Varese.
El funcionario aclaró que esta corriente no constituye una política de Estado, sino que responde a una acción orquestada por diversos intereses: “La oposición está en contra de una política humanitaria y abierta de refugio”, explicó.
Agregó que, por otro lado, están los intereses foráneos, en el sentido de que si no se reconocen como refugiadas –y en cambio se clasifica como delincuentes – a las personas que provienen de ciertos países, entonces no existen los conflictos que los obligan a huir.
En este renglón, Varese señaló que es una percepción errónea asociar a los refugiados con la delincuencia.
Reconoció, no obstante, que junto con el refugio hay desplazamientos económicos, trata de personas, tráfico de drogas, armas y contrabando; e indicó que estos delitos han aumentado en gran parte por el preocupante descuido de las fronteras por parte de las autoridades colombianas.
Para combatir los prejuicios contra los refugiados, el ACNUR trabaja con el gobierno de Ecuador, la sociedad civil y el sistema de la ONU, en una campaña de concienciación sobre la tragedia que significa ser refugiado.
Los refugiados con el resultado de un conflicto que hace huir a las personas que temen por su vida, puntualizó Varese
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