"Al compartir con inmigrantes tenemos la posibilidad de hacer
pequeños viajes sin movernos de nuestra ciudad, enriqueciéndonos como personas
y como sociedad de su cultura", señala nuestra columnista Rosario
Covarrubias..
Luego del fallo de La Haya, me alegró constatar una
tendencia hacia un juicio mesurado y de hermandad, lo que me llevó a
reflexionar sobre los aportes que implica, en lo personal, compartir con
extranjeros que viven en nuestro país. Una razón más para estimular una actitud
de tolerancia y respeto entre diferentes nacionalidades y etnias.
Aportes de compartir con inmigrantes
Favorece el aumento de conciencia de nosotros
mismos: Al compartir con personas que tienen una cultura diferente a la
nuestra, apreciamos, a través de su diversidad, nuestra propia individualidad.
Como chilenos, compartimos modismos, costumbres y creencias, de las cuales no estamos
conscientes porque desde que nacemos nos sociabilizan en ellas.
La posibilidad de compartir con personas de otros
países nos ayuda a vernos desde un ángulo diferente. El mirar sus costumbres,
conocer su historia, saborear sus comidas, bailar su música, etc., activa
nuestra mente y amplía nuestro repertorio de conocimientos estimulando una
mayor flexibilidad para entender otros puntos de vista e invitándonos a
reflexionar sobre nosotros mismos, favoreciendo con ello la realización de
cambios a partir de otras formas de actuar que consideremos dignas de imitar.
Un ejemplo de esfuerzo: La gran mayoría de los
inmigrantes comparten una búsqueda por mejorar sus horizontes de vida. Una
importante proporción de ellos lo hace motivados por satisfacer sus expectativas
económicas y laborales; otros, por evadir situaciones de violencia,
insostenibles en sus países. En ese contexto, persiguen, a través de su
esfuerzo, comenzar de nuevo en un país del que muchas veces no conocen ni el
idioma. Tener el ejemplo del empuje de estas personas es, sin duda, un
beneficio para nosotros porque nos estimula a superarnos y a buscar con más
fuerza llevar a cabo nuestras metas personales. Nos hace apreciar la vida que
tenemos, de la que muchas veces nos quejamos, sin saber lo que es llegar con lo
puesto a un lugar extraño a empezar de nuevo, dejando a veces sus profesiones y
oficios.
Nos invitan a ser generosos: Conocer personas que
viven solas o con sus familias nucleares, sin mayores redes de apoyo, es una
oportunidad para que realmente busquemos ser más generosos con nuestro tiempo y
con nuestros afectos. Si se comparte con inmigrantes es inevitable que uno se
pregunte cómo sería estar en otro país en esas condiciones. Ponernos en los
zapatos de los inmigrantes fomenta nuestra empatía y, de alguna forma,
nos ayuda a ser mejores personas.
Es sabido que viajar por el mundo es un estímulo y
quienes tienen la oportunidad de recorrer otros lugares tienden a ser más
creativos. Viajar no es solo conocer distintos paisajes, museos, ruinas y
playas; es también la oportunidad de conversar con los habitantes de los
lugares que visitamos, interiorizándonos en su forma de vida.
Al compartir con inmigrantes tenemos la posibilidad
de hacer pequeños viajes sin movernos de nuestra ciudad, enriqueciéndonos
como personas y como sociedad de su cultura.
La Segunda Online
Por Rosario Covarrubias M.
@Covarrubias.ro@gmail.com
Psicóloga
@Covarrubias.ro@gmail.com
Psicóloga
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