Hay muchas personas a las que les gusta tener una
rutina y se aterran con el solo hecho de pensar en cambiar.
Este no es el caso de los seminaristas Fabio Esteban
Duque y Teófilo Ramirez Moreno.
Después de haber estado trabajando algunos años con
inmigrantes en la parroquia Nuestra Señora de la Paz, en la Pastoral del
Inmigrante, en São Paulo, los dos seminaristas van a salir en busca de nuevos
horizontes.
Teófilo se va rumbo norte, a la ciudad de Nueva
York, en Estados Unidos, y Fabio partirá hacia Manila, capital de Filipinas, en
el continente asiático.
Fabio es colombiano y nació en la ciudad Don Matías
Antioquia.
Ya desde joven tenía bien definido qué era lo que
quería hacer, un deseo en el que tuvo mucha influencia su familia católica, que
siempre lo apoyó.
"Estoy triste, pero contento a la vez. Triste
porque fueron cinco años trabajando en Brasil y ahora tengo que dejar el país,
pero contento porque aprendí mucho, principalmente con la comunidad
boliviana", cuenta Fabio.
Al haber convivido con los bolivianos que visitan la Pastoral del
Inmigrante, Fabio pudo profundizar en la historia de todos ellos. Y, trabajando
en una monografía, tuvo
la posibilidad de conocer más de cerca a sus vecinos.
la posibilidad de conocer más de cerca a sus vecinos.
"La raíz del trabajo fue comprender y entender
un poco más de la cultura boliviana. Tanto las fiestas religiosas que tienen
lugar aquí como en Bolivia, la devoción a la virgen de Copacabana y Urkupiña.
Vayan al lugar que vayan, ellos llevan la tradición y la fe, quería entender
mejor cómo era todo eso", explica el seminarista.
De acuerdo con el colombiano, eso lo ayudó mucho a
comprender su vida como inmigrante y a convivir con ellos.
"Cuando uno llega a un lugar nuevo, es preciso
tener humildad para aprender. Más que enseñar, hay que aprender de ese
pueblo", indica.
Teófilo, por su parte, nació en México, cerca de
Estados Unidos, hacia dónde se dirige ahora.
"Como misioneros, sabemos que hoy estamos acá
y mañana vamos hacia otro lugar. Es triste porque dejo una tierra bonita, a la
que le tengo mucho cariño", comenta.
Fue en São Paulo en el lugar en el que Teófilo
aprendió más sobre los bolivianos y percibió muchas similitudes con su propio
pueblo.
"Como mexicano me sentí muy identificado con
la cultura boliviana. Hay muchos elementos parecidos, como la vestimenta.
Tenemos algunas diferencias, pero en el día a día somos iguales, seres
humanos", desliza.
Ya con su equipaje listo, sus últimas palabras son
sabias: "La vida es una elección y tenemos que estar abiertos para recibir
lo mejor de las personas. Y, principalmente, no olvidarnos del origen, hay que
tener orgullo de lo que uno es y del lugar del que vino".
ANGELINA MIRANDA
FOLHA INTERNACIONAL/PLANETA AMÉRICA LATINA
FOLHA INTERNACIONAL/PLANETA AMÉRICA LATINA
Traducido por NATALIA FABENI
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