Si bien los
peruanos inscritos en el Registro Electoral aún no son muchos, su presencia se
hace notar en varias comunas. En Santiago, Recoleta y Estación Central han
asumido el tema de los inmigrantes como un elemento clave para las próximas
municipales.
Oiga, alcalde, se
inscribieron más de 5 mil peruanos para votar en la comuna".
El "dato" que
recibió el actual alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, cuando fue a inscribir
su candidatura al Servicio Electoral, se lo dijo al pasar un funcionario de la
entidad. Casi como si fuera un secreto, Zalaquett se quedó pensativo. No sabe
si esa cifra es cierta o no. El Servel no ha entregado un catastro con el
perfil de los votantes. Pero sí sabe que puede acercarse bastante a la
realidad.
Algo similar ocurre en las
comunas de Recoleta y Estación Central, donde se concentra la mayoría de los
alrededor de 150 mil peruanos que viven en Chile.
En las próximas elecciones
municipales, y tras aprobarse el voto voluntario y la inscripción automática,
se estima que por primera vez los inmigrantes, y particularmente los peruanos
-los más numerosos-, tendrán la oportunidad de expresar su voluntad en las
urnas.
No son muchos. La ley exige
tener cinco años de residencia en Chile para obtener sus papeles y tener
derecho a voto. Una parte considerable de los vecinos del norte están de manera
ilegal (las últimas estadísticas datan de 2009 y se espera el censo para tener
cifras consolidadas), pero su peso en las elecciones será mayor que en la
municipal de 2009. Los alcaldes y candidatos lo
saben. Pero reconocen que no hay una estrategia política para enfrentar el
tema, sino que lo ven "como una problemática social que está ahí".
José Rodríguez Elizondo,
analista internacional y experto en temas peruanos, señala que "un
inmigrante en general vota por quien le convenga, al margen de las ideologías.
No creo que estos peruanos sean de izquierda o de derecha, dependen de la
oferta que les hagan para sus problemas puntuales".
Los candidatos están
conscientes y los vienen escuchando desde hace tiempo. Tanto los actuales
alcaldes, quienes han desarrollado distintas políticas de integración, como los
postulantes, quienes no quieren dejar de lado a este grupo.
"En Chile todavía no se
ve estrategia política hacia los peruanos. Nadie ha levantado un discurso
electoral acerca de ellos, ni positivo (para captar su voto) ni negativo (para
captar el voto de los chilenos que resienten la inmigración)", señala el
cientista político Francisco Javier Díaz.
En Santiago, el tema es más
patente. Basta con asomarse desde el balcón de la municipalidad para observar
la pequeña Lima que se ha erigido en la Plaza de Armas. "Cuando salgo de
mi oficina, tengo dos realidades: si voy hacia el oriente me encuentro con
puros chilenos, pero si tomo por Catedral y encuentro a un chileno, lo
abrazo", dice entre bromas el alcalde Zalaquett.
Desde que llegó a su cargo, en
Actualmente hay 2.157 niños
extranjeros estudiando en colegios municipales de Santiago, de los cuales 1.740
son peruanos. La mayoría se concentra en la Escuela República de Alemania,
donde el 60 por ciento de la matrícula es de ese país. "Hablé con el
rector de la escuela y hemos impulsado medidas como tocar el himno peruano
junto con el chileno todos los lunes", dice Zalaquett.
Rodrigo Delgado, alcalde de
Estación Central, también ha desarrollado programas de integración escolar en
su comuna. "Antes se les impedía a los niños que ingresaran a los
colegios, pero hemos hablado con la comunidad y ahora tenemos programas
antidiscriminación y hemos puesto especial énfasis en evitar el bullying",
asegura Delgado. Agrega que la cobertura incluye los jardines infantiles y las
salas cuna y que en los programas escolares se han incluido horas de historia
para que los niños no pierdan sus raíces.
En Recoleta, la alcaldesa Sol
Letelier afirma que en los 18 establecimientos educacionales de la comuna hay
750 alumnos en que uno o ambos padres son de nacionalidad peruana. "Desde
que llegué al municipio he buscado la mayor integración posible, tanto en
educación, salud y vivienda", sostiene. Se estima que unos 4 mil 100 peruanos
votarán en las municipales de octubre.
En este municipio, al igual
que en Estación Central y Santiago, no hacen distinción al momento de entregar
algún beneficio social o atención de salud. Salvo que se trate de personas
ilegales, en cuyo caso están imposibilitados, aseguran los tres alcaldes, de
entregar algún tipo de asistencia. Por ejemplo, en materia de salud, las
personas deben inscribirse en Fonasa para poder asistir a los consultorios. Si
son ilegales, sólo tienen acceso a atenciones de emergencia, aseguran.
En Recoleta, más de 5 mil
residentes peruanos se atienden en los cuatro Centros de Salud Familiar. Y dos
mil inmigrantes peruanos están inscritos en las ficha de Protección Social, que
es la manera en que el municipio puede distribuir de mejor forma la ayuda
social a familias de escasos recursos. Esto quiere decir que estas personas
tienen los mismos derechos que los chilenos para recibir estos beneficios.
La gran mayoría de los
inmigrantes trabajan en mano de obra barata. Y dado que muchos son ilegales, no
reciben beneficios de salud ni previsión. En Santiago, Zalaquett ha
implementado un programa que ayuda a los inmigrantes a encontrar un empleo
legal y también se les ayuda con dinero si quieren desarrollar algún
emprendimiento.
En el Departamento de
Desarrollo Comunitario de Estación Central, se les entrega a los inmigrantes
recién llegados todo tipo de asesoría. "Muchos no saben nada de la
legislación chilena, de sus derechos y también de sus obligaciones, así que
aquí los orientamos. Y si alguien no tiene su situación legal al día, se le
ayuda para que la obtenga", puntualiza Delgado. En su comuna se estima que
hay 5 mil peruanos en calidad de votar.
"Sólo cuando los
inmigrantes alcanzan un alto número de personas con derecho a voto surge la
preocupación electoral por ellos, como ocurre en Estados Unidos con el voto
latino. Pero antes de eso, sólo hay discriminación", agrega Francisco
Javier Díaz.
Difícil convivencia
Los tres alcaldes aseguran que el principal problema
que han encarado es el de la convivencia entre chilenos y extranjeros.
Particularmente, en el caso de los peruanos. Las cocinerías que se instalan en
las calles, las fiestas que se prolongan hasta la madrugada, el hacinamiento en
que viven y los consecuentes problemas de seguridad, la acumulación de la
basura y la sensación de que les están quitando oportunidades de trabajo y beneficios, han
provocado que surjan sentimientos de odiosidad y de discriminación.
Para Carolina Tohá, candidata
a alcaldesa por Santiago, el tema de la convivencia es crucial y asegura que no
se han diseñado políticas ni dispositivos para atacar este problema. "Lo
que más he desarrollado es lograr una buena convivencia. He planteado que
tengamos una oficina en el municipio que se dedique a los temas de migración
pero no como ahora que sólo hace labor social, sino que ayude a solucionar las
dificultades que tienen los vecinos con los migrantes. Mi propuesta es que el
municipio tenga un programa de mediación en que se logren consensos entre las
partes afectadas por un conflicto y que se fiscalice el cumplimiento de los
acuerdos alcanzados", explica.
Zalaquett se ha reunido con
comunidades vecinales y les ha explicado que la migración es un fenómeno
mundial y que muchos chilenos pasan por lo mismo en el exterior. "Les dije
que mis abuelos también son inmigrantes, que llegaron de Líbano y de Palestina
y que tengo una especial sensibilidad por el tema".
Sol Letelier ha implementado
la entrega de contenedores para la basura en cada casa. "Y les pedimos a
los peruanos que se comprometan a tener una comuna más ordenada". Ella se
ha preocupado de darles su espacio. Por ejemplo, el 28 de julio, día nacional
de Perú, les facilita la Plaza de la Paz para que celebren su día. Su actitud
ha sido premiada por el gobierno peruano, el cual la condecoró con la Órden al
Mérito por Servicios Distinguidos en el grado de Comendador.
El ex líder del movimiento
estudiantil, Camilo Ballesteros, postulante a alcalde por Estación Central,
propone crear una estructura multicultural, donde converjan los distintos
inmigrantes. "Se debe cambiar el sentido, que no sea un problema tener
inmigrantes, sino que sea visto como una oportunidad donde la gente pueda sacar
provecho de esta interacción cultural", postula. Saca como experiencia lo
que vio en Canadá, donde existen múltiples etnias y el país ha logrado sacar lo
mejor de ellas y de esa diversidad.
Carolina Tohá asegura que hay
espacio para realizar mucho en pro de la integración. "Intercambios
culturales, ferias en los barrios, actividades gastronómicas, participación de
grupos folclóricos y lograr que este multiculturalismo se muestre en toda su
riqueza", sostiene.
A su juicio, la situación de
la Plaza de Armas está mal llevada y no es culpa de que los peruanos estén allí
con sus cocinerías. "Lo que hace falta es darle una organización apropiada
de una plaza turística, tener más restaurantes, tiendas de artesanía, de diseño
chileno, recuperar la casa del corregidor, convertirla en un lugar donde el
turista se sienta a gusto y desee quedarse ahí a pasear y disfrutar. Y además
que estén los peruanos con lo suyo", afirma.
Vuelven los cités El 8 de
mayo de 2008, un incendio en la esquina de Compañía y Libertad, en pleno barrio
Brasil, destruyó una enorme casona donde vivían unos 200 inmigrantes, en su
mayoría peruanos y colombianos. Todo comenzó a eso de las 9 de la noche, al
parecer por una fogata que encendieron unos peruanos en el segundo piso.
Seguramente para calentarse ante el temporal que azotó a la capital esa noche.
Este caso no es aislado. Los
incendios en cités donde habita una familia por pieza se han hecho cada vez más
frecuentes y han revelado las paupérrimas condiciones en las que viven sus
moradores. Baños comunes, sin cocinas, hacinamiento, suciedad, insalubridad y
un largo etcétera. Como si el Chile de principios del siglo XX, con la
irrupción de lo que los historiadores llamaron "La cuestión social",
hubiera regresado al país de los 16 mil dólares per cápita y miembro orgulloso
del OCDE.
Delgado dice que han hecho un recorrido por los
cités de la comuna y asegura que el problema no es
de los peruanos, sino de las personas que les arriendan. "Son personas
inescrupulosas que se aprovechan de la precariedad de los inmigrantes y les
cobran entre $50 mil y $80 mil por una pieza. Muchas veces son piezas
colectivas, donde el arrendatario paga por una cama. Y si la pieza tiene alguna
subdivisión, el arriendo puede llegar hasta los $120 mil".
El problema, asegura, es que
los dueños no hacen la inversión necesaria para que las viviendas puedan
soportar este sobreúso. "Nosotros hemos chequeado las conexiones
eléctricas y les hemos pedido que hagan los cambios necesarios, pero muchos no
los hacen", afirma.
En Santiago, la situación es
similar. El alcalde Zalaquett ha reforzado la fiscalización y aplica multas a
los dueños que no cumplan con las normas municipales. También se implementó un
subsidio de $100 mil para que los inmigrantes puedan pagar un arriendo por un
par de meses hasta que consigan un trabajo y puedan pagar una casa en mejor estado.
En sus conversaciones con la
comunidad peruana, Carolina Tohá detectó como mayor preocupación el cambio en
las normas para otorgar viviendas sociales. "Antes se pedía como requisito
tener residencia definitiva, ahora se piden cinco años de residencia definitiva
para poder postular", enfatiza.
Ballesteros dice que está
explorando la posibilidad de que algunos de los beneficios sociales que entrega
el gobierno peruano de Ollanta Humala se hagan extensivos a los peruanos
residentes en Chile. El tema ya ha sido planteado en Perú.
En Recoleta, también se dan
varios casos de hacinamiento. La alcaldesa Letelier dice que uno de los más
dramáticos es el de una casa de tres pisos, donde se detectó a 50 familias
viviendo en condiciones muy precarias. "Eran verdaderas jaulas, separadas
por mallas, familias enteras en un espacio no mayor de 2 metros 80 de fondo por 3 metros de ancho, donde
se les cobraban 60 mil pesos de arriendo. Hemos ido clausurando de a poco el
lugar porque tampoco podemos botarlos a la calle", afirma.
Han multado al dueño por
todas las irregularidades detectadas y aún queda una veintena de familias en el
lugar. Cuando el fotógrafo de "Sábado" fue a hacer fotos al recinto
fue asaltado por un grupo de jóvenes que iban al lugar a comprar drogas.
La morada queda en la calle
Rengifo, cerca del barrio Patronato. Y la triste realidad de esta historia es
que su dueño también es inmigrante: un coreano.
"No creo que estos peruanos sean de izquierda o
de derecha, dependen de la oferta que les hagan para sus problemas
puntuales"
Claudio
Gaete e José Alvújar
Lo que aquí se explica acerca de los importantes esfuerzos para mejorar las condiciones de los inmigrantes peruanos, es un punto importante a favor de las relaciones Chile-Peru!
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