Felipe Bautista Montes, un
inmigrante mexicano que fue deportado en 2010, regresó a Carolina del Norte con
un permiso humanitario para tratar de impedir que un juez le quite los derechos
de paternidad de sus tres hijos estadounidenses.
“Felipe llegó
procedente de la ciudad de México amparado en un permiso humanitario”, informó
el cónsul general de México en Carolina del Norte, Carlos Flores Vizcarra. “Este
permiso es por un período de 90 días y él ya está en Sparta con la madre de sus
hijos. Tienen tiene todo el apoyo del consulado”, agregó.
Montes, de 32 años,
fue deportado en diciembre de 2010 luego de ser detenido en octubre por manejar
sin licencia y sin seguro en el pueblo de Sparta, condado de Allegheny, al
norte del estado, donde vivía desde 2003.
Un mes después de la
deportación sus tres hijos de 5, 2 y 1 año fueron colocados en hogares de
custodia temporal por el Departamento de Servicios Humanos del condado debido a
que su esposa y madre de los niños, Marie Montes, no puede trabajar por
incapacidad y la pensión que cobra no es suficiente para mantener a los niños.
La mujer estaba
embarazada cuando ocurrió la detención del mexicano y su tercer hijo nació
mientras esperaba su deportación.
Montes cruzó la
frontera en marzo de 2003. Tres años después se casó con Marie Montes, una
ciudadana estadounidense, pero no obtuvo la legalización debido al alto costo
de los trámites y porque tendría que haber regresado a México y desde allí
solicitar permiso para poder ingresar a Estados Unidos tiempo después con
papeles.
El mexicano era quien
mantenía a la familia trabajando como jardinero y realizando labores manuales
en casas y espacios abiertos.
En una entrevista con The Associated Press en febrero Montes aseguró que no pudo llevarse a sus hijos a México porque las autoridades penitenciarias asumieron que la madre se encargaría de ellos.
En una entrevista con The Associated Press en febrero Montes aseguró que no pudo llevarse a sus hijos a México porque las autoridades penitenciarias asumieron que la madre se encargaría de ellos.
El permiso humanitario
le permitirá a Montes asistir personalmente el 10 de agosto a una audiencia en
una corte de Allegheny y pedirle al juez que le permita regresar a México con
sus hijos.
El retorno del
mexicano fue tramitado por la abogada privada Ann Robertson, contratada por el
consulado de México en Raleigh en abril mediante su Programa de Ayuda Legal que
brinda asistencia a los mexicanos residentes en las Carolinas.
“La abogada bateó un
jonrón”, dijo el cónsul Flores al comentar la aprobación del permiso de Montes.
“En mi experiencia, es la primera vez que veo que una persona deportada puede
regresar físicamente a los Estados Unidos con un permiso de la misma agencia
que lo deportó”.
Robertson dijo a su
vez que éste es el caso más difícil que ha tenido en su carrera.
“En 20 años como
abogada nunca había tenido un caso tan difícil para obtener un permiso
humanitario”, dijo. “De acuerdo con ICE (el Servicio de Inmigración y Aduanas)
es completamente inusual dar un permiso humanitario a alguien que ha sido
deportado, no es algo común”.
Iván Ortiz, portavoz
del Servicio de Inmigración y Aduanas, explicó que los permisos humanitarios se
evalúan de manera individual y se tramitan a través del Servicio de Inmigración
y Ciudadanía (USCIS, por sus siglas en inglés).
“No es que una persona
porque haya sido deportada jamás pueda entrar a Estados Unidos”, dijo Ortiz. “Se
evalúa caso por caso y si es meritorio se le otorga”, agregó.
Robertson destacó que
fue fundamental para el caso el apoyo de muchas personas y organizaciones y la
atención de la prensa nacional y extranjera.
El caso cobró
notoriedad a comienzos de año cuando las organizaciones nacionales Presente.org
y Applied Research Center (ARC, por sus siglas en inglés) lanzaron una campaña
para evitar la separación definitiva de la familia del mexicano, recopilando
alrededor de 20.000 firmas de apoyo.
Robertson detalló que
la solicitud del permiso humanitario se presentó el 14 de junio y fue aprobada
el 25 de julio. El mexicano finalmente pudo viajar el 1 de agosto a Charlotte,
desde donde fue transportado hasta Sparta por un funcionario del Consulado
General de México en Raleigh, que además pagó todos los costos del viaje.
De acuerdo con el
consulado, a su llegada al país el Servicio de Inmigración y Aduanas le colocó
un dispositivo electrónico en uno de sus tobillos para rastrear su ubicación.
“El habló conmigo
personalmente, ya había pasado los controles de seguridad y estaba muy ansioso
porque por fin iba a poder conocer a su bebé que nació mientras él estaba
detenido para ser deportado”, declaró Robertson.
El cónsul Flores
expresó su satisfacción por el retorno de Montes y adelantó que el consulado
continuará apoyándolo legalmente a través de otras dos abogadas.
“Nosotros desde que
tuvimos conocimiento de este caso hemos estado ayudando de manera permanente y
sostenida y lo vamos a seguir haciendo”, dijo Flores.
Más de 5.000 niños en
Estados Unidos viven en hogares de acogida temporal porque sus padres han sido
detenidos debido a problemas migratorios o deportados, aseguró la organización
Applied Research Center en su reporte “Shattered Families” (”Familias rotas”).
Fuente: Huffingtonpost
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