segunda-feira, 13 de agosto de 2012

Cristina Kirchner acusa los europeos de xenòfobos


Una vez más la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, sorprendió a los argentinos al embestir contra Europa y, de rebote, contra España. En esta ocasión acusó al viejo continente de ser xenófobo, recordó la «Inquisición» y estableció su personal mapa racial de los presidentes de Sudamérica.
La intervención de la jefa del Estado, en vídeo conferencia con el Chaco, una provincia paupérrima del noreste argentino, arrancó con los presuntos orígenes indígenas de su Gobernador, Jorge «Coqui» Capitanich. «Parece medio morocho —moreno— pero, no se engañen, viene de Europa, de la Europa medio xenofóbica», le reprochó jocosa la presidenta. Con gestos y movimientos de mano que dibujaban en sus labios la fisionomía que espera de un indígena, Fernández de Kirchner provoca carcajadas en la audencia con sus ocurrencias. Animada con el efecto, añade, «La mayoría (de los europeos) son xenofóbicos...» En ese instánte parece darse cuenta de que, quizás, su comentario fue excesivo. «Uy, —exclama— voy a tener que aclarar esto porque mañana sino se arma una podrida total».
La viuda del expresidente Néstor Kirchner, se toma un respiro y vuelve a la carga contra el gobernador, ex ministro de Economía y ex jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde. «Decí de donde sos, Coqui», le desafía provocativa varias veces CFK, siglas con las que se identifica a la mujer más poderosa de Argentina. «Soy de origen montenegrino», termina confesando «Coqui». La presidenta, junta las puntas de los dedos de ambas manos y las separa como si estirara un chicle, «Vieron», dice satisfecha tras desenmascarar las raíces profundas de «Coqui». En simultáneo, le explica a la audiencia y coloca Montenegro en el mapa, «de la antigua Yugoslavia o por ahí». El hombre le da las correspondientes explicaciones cartográficas e históricas que ella, atenta, acompaña con los ojos como platos mientras ensaya una lección de mímica difícil de superar por el mismísimo Mr. Bean.

«No puedo hablar mucho porque de mis cuatro abuelos tres eran españoles»

El episodio continúa y la presidenta, por fin, reflexiona y reconoce que no puede presumir mucho de sus vínculos de sangre con los pueblos originarios. El acto tenía como motivo la inauguración de un instituto indígena bilingue, en la localidad chaqueña de Pampa de Indio. «No puedo hablar mucho —confiesa— porque de mis cuatro abuelos tres eran españoles y por el lado de Néstor dos croatas. ¡Croatas!», exclama como si le hubiera dado un calambre .
Finalmente la jefa del Estado parece haber ordenado en su cabeza una disculpa para evitar susceptibilidades entre esa «mayoría» de europeos que consideró racistas. «No quise decir, por favor, que sean todos xenófogos…Pero hay algunos, con algunas tendencias históricas medio feítas, medio del tiempo de la Inquisición, lo que pasó en el siglo pasado y… no les gustan los morochones (morenazos) ni los inmigrantes. No a todos, por supuesto, pero hay una parte importante que sí».
Como broche a su colorida intervención, Fernández de Kirchner celebró el crisol de razas entre sus homólogos sudamericanos. «Tenemos a Evo que es de los pueblos originarios, a Dilma Rousseff que también es de origen europeo, yo más gallega (similar a española en Argentina), Chávez… éste» y aquí, de nuevo el conflicto, la duda, ella entorna los ojos y añade, «es medio, medio…» hasta que se anima y lo dice: «Es mestizo él». En este punto interviene Guillermo Moreno, el secretario de Comercio que la acompañó en su viaje a Angola (el que le soplaba el discurso a la oreja) y, con gestos en la cabeza, le aclara que lo de Chávez debe ser cosa «de Africa», «por los rulos» (rizos), sentencia Cristina antes de aclarar que en Sudamércia, «hay de todo».

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