El informe “Impactos de la crisis sobre la población inmigrante en
España” pone de manifiesto que el desempleo y la pobreza se han incrementado
más rápidamente entre la población inmigrante.
·
En 2010 más de la
mitad de los asalariados extranjeros no llegaron a ingresar una cantidad
equivalente al Salario Mínimo Interprofesional en cómputo anual.
·
La crisis aumenta las
posiciones defensivas o de rechazo hacia la inmigración: el porcentaje de
quienes están de acuerdo con la expulsión del país de los inmigrantes en
situación irregular pasa del 12 al 20 en cuatro años.
·
Es necesario poner
énfasis en los derechos de ciudadanías de esta franja de población, decidida a
permanecer en el país, para evitar riesgos de fractura social.
La Organización
Internacional de Migraciones ha publicado el informe del Colectivo Ioé “Impactos de la crisis sobre
la población inmigrante en España”, que pone de manifiesto que las diferencias
entre población inmigrante y autóctona en cuanto a empleo, ingresos y
protección social se han incrementado desde el inicio de la crisis. El informe,
elaborado a partir de una amplia variedad de fuentes oficiales, también revela
un deterioro del clima de la opinión pública con respecto a la inmigración
extranjera y el incremento de la preocupación entre entidades de solidaridad y
de colectivos inmigrantes.
Aumento
desigual del desempleo y el subempleo
Entre 2008 y 2011 se
perdieron 2,2 millones de empleos, pero mientras que un 11,5% de asalariados
autóctonos se quedaron sin trabajo, esta misma situación afectó al 15% de los
asalariados de América Latina y el resto de Europa y al 21% de los procedentes
de África.
Como consecuencia de
ello, la tasa de desempleo entre la población inmigrante (39,1%) duplicaba la
de los autóctonos (18,4%) en 2011. El ‘paro’ más elevado lo experimentan los
inmigrantes de África (49,3%), pero también resulta muy alto el del “resto de
Europa” –no comunitarios más rumanos y búlgaros– (32,8%), siendo los
latinoamericanos el grupo extracomunitario menos afectado (28,5%). En 2011, la
media anual de desempleados era de 3,34 millones entre los autóctonos y de 1,27
entre inmigrados.
Los años de crisis han
incrementado de forma exponencial el número de hogares con todos sus miembros
activos en paro, estadística a la que se sumaron más de 110.000 hogares de
africanos y latinoamericanos y más de 40.000 de europeos comunitarios y no
comunitarios entre 2005 y 2011. Según Walter Actis, uno de los autores del
informe, “estas cifras son especialmente preocupantes para los hogares
africanos, puesto que los afectados alcanzan el 28% del total, muy por encima
de los porcentajes del resto de inmigrados (11%) y de los autóctonos (8%).”
Con la crisis ha
aumentado la proporción de empleo indefinido de baja calidad (discontinuo y a
jornada parcial) y el porcentaje de los que buscan otro empleo. En esta
coyuntura se ha ampliado la brecha entre inmigrantes y autóctonos que trabajan
menos horas de las deseadas (subempleo horario): el 24% de los no comunitarios
frente al 11% de los autóctonos y los nacidos en la UE-25.
Esta situación afecta
especialmente a las mujeres: en 2011, por cada 100 personas asalariadas que
trabajaban a tiempo parcial porque no encontraban ocupación de jornada
completa, 21,8 eran mujeres inmigradas frente a 11,8 autóctonas, cifras
sensiblemente superiores a las existentes entre los hombres (9,5% para los
inmigrantes y 3,6% para los autóctonos).
El desempleo incide de
forma intensa entre los jóvenes de ambos orígenes (49% los inmigrados, 46% los
autóctonos). La mayor tasa de paro juvenil corresponde a los africanos (65%),
seguidos por europeos no comunitarios (48%), latinoamericanos (46%) y los
nacidos en países de la
UE-25 (41%). Sin
embargo, entre los trabajadores autóctonos existe una relación inversa entre
edad y desempleo: a mayor edad menor tasa de desocupación. En cambio, en el
caso de la población inmigrada una vez superados los 25 años la mayor edad
no garantiza más protección ante el paro.
La situación de la
inmigración africana es particularmente grave pues casi la mitad de los adultos
y dos tercios de los jóvenes activos carecen de empleo.
Descenso
abrupto del salario medio de los inmigrantes
La diferencia en el
salario medio de españoles e inmigrantes se ha ampliado con la crisis. En euros
constantes, entre 2006 y 2010 el salario medio real de los españoles apenas se
incrementó (0,8%) mientras que el de los extranjeros disminuyó con fuerza
(-10,6%). Como resultado, en 2010 más de la mitad de los asalariados
extranjeros no llegaron a ingresar una cantidad equivalente al Salario Mínimo
Interprofesional en cómputo anual.
Incremento de
la tasa de pobreza y hundimiento de la cobertura de desempleo de la población
inmigrante
Otra consecuencia de
la coyuntura económica es que la tasa de pobreza en los hogares inmigrantes
(31%) supera en 12 puntos la de la población autóctona menor de 65 años (19%).
Entre 2004 y 2009
aumentó el peso de la pobreza extrema (los que perciben por debajo de la mitad
de la línea de pobreza), pero la situación empeoró más para los hogares de
inmigrantes no comunitarios: el 10,8% de estos sufre pobreza extrema, frente al
6,7% de los encabezados por personas autóctonas.
Estas situaciones
están muy relacionadas con el hundimiento de la cobertura de los parados
extranjeros que en 2011 sólo alcanzó el 28%, frente al 68% de los españoles. Estas
diferencias se explican fundamentalmente por el mayor grado de irregularidad en
el empleo y los períodos más breves de cotización social en el caso de la
población inmigrante.
Aumenta del
rechazo a la inmigración extranjera
El crecimiento de la
inmigración y el auge de discursos de sospecha y prevención en los primeros
años del siglo y, a continuación, los efectos de la crisis económica han
apuntalado un incremento de las posiciones de resquemor, defensivas o de
rechazo respecto a la población inmigrante en España.
En la actualidad la
opinión pública española estaría dividida en tres grupos de tamaño similar,
debido a una polarización entre una postura de rechazo (37%) y de tolerancia
(33%) en desmedro de los ambivalentes (30%). En los últimos años este grupo se
ha reducido rápidamente, además por sus posturas está más cercano a las tesis
de rechazo que a las tolerantes.
El desarrollo de la
crisis estás potenciando la imagen de la inmigración como un “excedente
indeseable” del que convendría deshacerse. Han aumentado quienes están de
acuerdo con la expulsión del país de los inmigrantes en situación irregular
(del 12% en 2007 al 20% en 2010), de quienes cometan delitos de cualquier
índole (de 68% a 73%) e incluso de los inmigrantes que lleven mucho tiempo
desempleados (de 39% a 43%).
Sin embargo, el
informe destaca las posiciones de las organizaciones de solidaridad que
destacan el carácter estructural y permanente de la presencia de un volumen muy
importante de población inmigrante. Los autores señalan que “es necesario
abandonar la fantasía que el asunto se solucionará con la salida masiva de esta
población. Por el contrario, es necesario asumir su condición de ciudadanos y,
en tanto que tales, atender las situaciones de precariedad que les afectan
especialmente”.
Nenhum comentário:
Postar um comentário