Se está preparando la ley del
migrante, que será promulgada en noviembre o diciembre de este año. La
intencionalidad de la ley es la defensa, o la protección, de los ciudadanos
bolivianos que, por razones estructurales y económicas, viajan al exterior. En
unos casos para establecerse por varios años; y en otros para algunos años. En
todos los casos por necesidades fuertes a nivel económico. Quizás sirva para
algo. Pero, lo más importante es para los territorios bolivianos. Al parecer
está contemplado ordenar la casa, con los migrantes que recibimos desde hace
muchos años.
Ojala la ley contemple definitivamente eliminar el nombre de migrantes,
en nuestros propios territorios, a nuestros compatriotas quechuas, aymaras y
guaraníes. No podemos ser migrantes en nuestros propios territorios. Segundo,
pues considerarlos, en la ley, migrantes externos a todos los colonialistas que
viven en Bolivia: croatas, alemanes, españoles, italianos, chinos, etc. Sobre
todo a las colonias más antiguas, quiénes incluso tuvieron la osadía de
convertirse en “bolivianos y mestizos” para presentarse como candidatos en
estructuras partidarias, cívicas y estatales y asaltar las arcas precisamente
estatales. Es decir, sus derechos deben ser absolutamente disminuidos, porque
deben saber que están en territorios extranjeros, es decir bolivianos. Los
apellidos exóticos como Marincovich, Petricevich, Daddub, Iribarne, etc,
tendrían que al fin desaparecer del contexto político boliviano. Ni siquiera se
debería permitirles utilizar sus medios de incomunicación, que normalmente la
utilizan para desahogar sus profundos resentimientos contra nuestros pueblos,
costumbres y mentalidades. Pues en sus sueños gringoides y occidentalizantes no
encuentran por supuesto ejemplos y paradigmas, en sus cabezas racistas y
pigmentocráticas. Por tanto es justo pedirles que respeten lo nuestro. Y las
sanciones tienen que ser ejemplares, desde la expulsión del país, hasta la
cárcel en casos extremos. Está claro también que esos apellidos exóticos no
pueden ocupar posiciones de poder, como hasta ahora ocurre saltando con
impunidad todas nuestras costumbres y leyes. Simulando que “nacieron” en
Bolivia, estos colonialistas se arriman al estado para sus propios beneficios
extranjeros. No podemos esperar nada de estas colonias, y de eso la historia se
ha encargado de mostrarnos y demostrarnos: Bolivia destruida y desmantelada por
estos apellidos exóticos. Sánchez de Lozada fue un ejemplo contundente, ni
siquiera el castellano podía hablar; pero era presidente de Bolivia.
Espero sinceramente que esta ley haga por fin justicia para quiénes
somos de estas tierras, culturas y cosmovisiones. Hasta hoy somos migrantes en
nuestros propios territorios. Los extranjeros y colonialistas son los amos y
dueños de todo lo nuestro, a nombre de progreso, desarrollo y civilización se
han adueñado de todo. Pero también lo han destruido todo, porque no entienden
absolutamente nada de lo que somos, y ciertamente debemos pedirles que nos
devuelvan todo. Solo nosotros entendemos lo nuestro, no queremos favores ni
bendiciones de sus dioses, pues ya sabemos que son destructivos y nocivos.
Espero sinceramente que vayamos ordenando nuestra casa. Y que los dueños hasta
hoy son en realidad los inquilinos, y que la ley revierta el proceso en
justicia. En esa línea sí sería un verdadero proceso de descolonización. La
soberanía se ejerce, no se contempla. Ni siquiera nuestras burguesías quechuas,
aymaras y guaraníes son parte de las estructuras del poder, porque racialmente
están condenadas a la periferia del poder. Las cámaras de comercio están en
manos de apellidos exóticos extranjeros. Los bancos, los comités cívicos,
incluso la cooperación internacional están en manos de esta gente que nada
conoce de nuestras realidades, y simplemente manguea sus estructuras para
beneficio de sus colonias. Todo esto tiene que cambiar, tiene que modificarse
agresivamente. Esto sí sería un verdadero cambio de estructuras, sociales,
productivas e ideológicas. No podemos seguir, porque la historia es
contundente, con poderes de apellidos exóticos y extranjeros. No podemos seguir
con timidez y con falta de autoestima frente a los destructores, y saqueadores
de nuestras riquezas, porque esta gente no entiende de Bolivia, y son de
lugares lejanos y de mentalidades distintas. No podemos seguir dejando los
destinos de nuestras culturas, en manos de personas que nada entienden de
nuestros destinos. Las pruebas son suficientes y abundantes: Bolivia destruida
y saqueada, y empobrecida. Además de humillada al extremo. Eso debe terminar.
Ojala esta nueva ley permita este sueño legítimo.
Tribuna Boliviana
Nenhum comentário:
Postar um comentário