"La integración con la sociedad de acogida es una de las principales dificultades con las que se encuentran las personas en condición de movilidad", dijo.
Explicó que "en lo estrictamente laboral, muchas veces los empleadores desconocen las capacidades y los derechos que los migrantes y refugiados tienen".
"Muchos piensan que no pueden trabajar
legalmente, pero lo cierto es que si tienen su residencia en proceso pueden
hacerlo", señaló en un reportaje con la publicación "Migrantes
hoy" del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
"Por otra parte, sin duda que la integración en lo relativo a la vida cotidiana y lo cultural es otra de las grandes dificultades. Los migrantes y refugiados siguen sociabilizando principalmente dentro de su grupo de referencia nacional o a lo sumo con migrantes de otros países, pero la relación con los locales es más dificultosa", expresó.
Agregó que "esto, más allá de ser una característica propia de los migrantes en todo el mundo, en la Argentina se acentúa aún más. Como sociedad todavía nos falta una mayor apertura hacia otras culturas y formas de vida. Será un cambio cultural que llevará años".
"En ese camino será necesario fortalecer la riqueza de la diversidad en todos sus aspectos y en combatir fuertemente el miedo al otro que, en definitiva, es lo que lleva a actitudes xenófobas y de exclusión", dijo.
Manifestó que "es fundamental que la sociedad en su conjunto comprenda que las personas en movilidad están en todo su derecho de decidir vivir en nuestro país o en donde fuera".
"Existe una doble percepción acerca de la migración en el común de las personas que asocia a los migrantes europeos de fines del siglo XIX y principios de siglo XX como una migración positiva, mientras que los migrantes actuales y que comenzaron a llegar desde la segunda mitad del siglo XX provenientes de países limítrofes, y más actualmente de América Latina en su conjunto, África y Oriente Medio, son percibidos negativamente", manifestó el padre Lauría.
Opinó que "existen numerosas dificultadas en la inserción de los migrantes en nuestra sociedad, a pesar de ello la Argentina es un país que recibe gran cantidad de migrantes que deciden vivir en nuestro país".
"Aunque todavía falta camino por recorrer para que nuestra sociedad acepte ampliamente a los migrantes, no existen actos abiertamente xenófobos o violentos como lamentablemente sucede en otras regiones del mundo", afirmó.
Aclaró que "muchas veces en la historia argentina el discurso xenófobo fue estimulado desde el Estado y en otros momentos, desde otros sectores del poder, esto hay que tenerlo bien en claro".
El papa Francisco le envió una carta al Foro Económico Mundial de Davos y aseguró que "no pueden dejar de impresionarnos los innumerables refugiados que buscando condiciones de vida con un mínimo de dignidad, no sólo no consiguen encontrar hospitalidad, sino que a menudo mueren trágicamente mientras se desplazan de un lugar a otro".
"Por otra parte, sin duda que la integración en lo relativo a la vida cotidiana y lo cultural es otra de las grandes dificultades. Los migrantes y refugiados siguen sociabilizando principalmente dentro de su grupo de referencia nacional o a lo sumo con migrantes de otros países, pero la relación con los locales es más dificultosa", expresó.
Agregó que "esto, más allá de ser una característica propia de los migrantes en todo el mundo, en la Argentina se acentúa aún más. Como sociedad todavía nos falta una mayor apertura hacia otras culturas y formas de vida. Será un cambio cultural que llevará años".
"En ese camino será necesario fortalecer la riqueza de la diversidad en todos sus aspectos y en combatir fuertemente el miedo al otro que, en definitiva, es lo que lleva a actitudes xenófobas y de exclusión", dijo.
Manifestó que "es fundamental que la sociedad en su conjunto comprenda que las personas en movilidad están en todo su derecho de decidir vivir en nuestro país o en donde fuera".
"Existe una doble percepción acerca de la migración en el común de las personas que asocia a los migrantes europeos de fines del siglo XIX y principios de siglo XX como una migración positiva, mientras que los migrantes actuales y que comenzaron a llegar desde la segunda mitad del siglo XX provenientes de países limítrofes, y más actualmente de América Latina en su conjunto, África y Oriente Medio, son percibidos negativamente", manifestó el padre Lauría.
Opinó que "existen numerosas dificultadas en la inserción de los migrantes en nuestra sociedad, a pesar de ello la Argentina es un país que recibe gran cantidad de migrantes que deciden vivir en nuestro país".
"Aunque todavía falta camino por recorrer para que nuestra sociedad acepte ampliamente a los migrantes, no existen actos abiertamente xenófobos o violentos como lamentablemente sucede en otras regiones del mundo", afirmó.
Aclaró que "muchas veces en la historia argentina el discurso xenófobo fue estimulado desde el Estado y en otros momentos, desde otros sectores del poder, esto hay que tenerlo bien en claro".
El papa Francisco le envió una carta al Foro Económico Mundial de Davos y aseguró que "no pueden dejar de impresionarnos los innumerables refugiados que buscando condiciones de vida con un mínimo de dignidad, no sólo no consiguen encontrar hospitalidad, sino que a menudo mueren trágicamente mientras se desplazan de un lugar a otro".
Terra Ar.
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