terça-feira, 24 de maio de 2011

Migraciones en Sudamérica


En la última década se intensificaron los desplazamientos de comunidades sudamericanas hacia otros países de la región. Las principales causas son la guerra interna en Colombia y las condiciones precarias laborales en varios países. La integración social y laboral se dificulta para la mayor parte de las comunidades, que en muchos casos sufren abusos y explotaciones. Bolivia, Paraguay y Colombia encabezan los países de donde parten los migrantes, mientras que Argentina, Brasil y Venezuela son los máximos receptores.
Las crecientes restricciones que sufren los sudamericanos para acceder a Europa y Estados Unidos promueven la migración interna dentro del subcontinente. Se calcula que unos 10 millones de sudamericanos son desplazados internos o residentes extranjeros, principalmente por falta de condiciones laborales favorables en sus lugares de origen.

En general, los migrantes suelen asentarse en los grandes centros urbanos de los países limítrofes. Pero, aunque la cercanía cultural e idiomática no debería constituir un obstáculo para la inserción, son comunes los casos de abusos, explotaciones y violaciones a los derechos humanos.

Algunos datos

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), los grandes polos de atracción de migrantes internos sudamericanos son: Argentina, Brasil, Venezuela, y en menor medida Ecuador y Chile. Un informe de la OIM sostiene que Argentina y Venezuela son los países con mayor inmigración de Latinoamérica y el Caribe.

Según un informe del Banco Mundial, Colombia es el país con mayor cantidad de emigrantes hacia el resto de Sudamérica, dado que alrededor de 4 millones de colombianos se desplazaron a Venezuela por causas de la guerra interna.

De acuerdo con el mismo documento, el 4,6 % de los bolivianos residen en el exterior, mientras que la cifra de paraguayos llega al 7 %.

La mayor inmigración regional procede desde Bolivia. La cantidad supera los 2,5 millones, que se asientan en barrios periféricos de Buenos Aires y dentro de la capital. Se han denunciado varios casos de esclavitud aplicada a bolivianos indocumentados, principalmente en la industria textil, bajo la amenaza de deportarlos hacia su país de origen.

La comunidad paraguaya es la segunda que se encuentra en Argentina. De acuerdo con el consulado paraguayo, la cantidad supera los 2,3 millones. Un 60 % está radicado en Buenos Aires y alrededores, mientras que el 20 % se encuentra en las provincias argentinas limítrofes con Paraguay.

Los motivos de la migración paraguaya se pueden encontrar en la desigualdad social, la falta de empleo y la distribución inequitativa de las tierras. En general, la mayoría trabaja en el sector de la construcción, en la industria del cuero y los calzados, pero recientemente surgió una pequeña clase propietaria de empresarios de la construcción y de comerciantes.

La mayoría de los chilenos se exiliaron en Argentina por causas políticas durante la dictadura de Augusto Pinochet. La comunidad chilena es la tercera en importancia en Argentina, superando los 400 mil habitantes. Aunque desde 1990, se inició un retorno de miles de chilenos a su país. El 53 % vive en la Patagonia, de acuerdo con datos oficiales.

La migración uruguaya ha sido permanente por lazos históricos. Actualmente superan los 200 mil, mientras que entre 1960 y 1980 por razones políticas y económicas el 4 % de los uruguayos se establecieron en Argentina.

En tanto, la migración peruana hacia Argentina comenzó en 1980 y actualmente residen unos 140 mil.

De acuerdo con el Banco Mundial, Brasil recibe más inmigrantes extrarregionales que sudamericanos, situándose la comunidad japonesa como la más numerosa en este país.

El crecimiento geopolítico y económico brasileño convierte a este país en un polo de atracción de migrantes sudamericanos, que antes ostentaba Argentina. La comunidad boliviana es la más amplia de la región y se sitúa principalmente en San Pablo. Al igual que en Buenos Aires existen numerosos casos de abusos laborales hacia los bolivianos, muchos de los cuales trabajan en condiciones extremas en talleres de costura.

Pero el desplazamiento de argentinos, uruguayos y colombianos también se intensificó en los últimos años en Brasil. Con la creación del MERCOSUR en 1991, se fijó sin fecha precisa la libre circulación de los ciudadanos de los cuatro países miembro, pero en 1994 este inciso fue derogado, dado que las reformas económicas en Argentina y Brasil pretendían limitar el ingreso de extranjeros.

La frontera entre Colombia y Ecuador es la más activa en cuanto al tránsito de refugiados de toda América Latina. La guerra colombiana entre el ejército, paramilitares y guerrillas, obliga a desplazarse a varias comunidades rurales hacia el sur en busca de seguridad.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que en Ecuador viven entre 400 mil y 500 mil colombianos, de los cuales 53 mil personas son reconocidas como refugiados y unos 135 mil viven en condiciones precarias.

El 60 % de los colombianos en Ecuador vive en ciudades, pero el restante 40 % habita en zonas aisladas y son víctimas de abusos y de la trata de personas.

La migración peruana, también es importante en Ecuador. Alrededor de 120 personas viven en este país.
La comunidad peruana es la más importante de la región en Chile. Alrededor de 125 mil peruanos residen en este país. Existen denuncias de abusos a los inmigrantes, lo que llevó días atrás al candidato presidencial de Perú, Ollanta Humala a advertir al presidente de Chile que los chilenos serían tratados de igual manera en Perú que los peruanos en Chile.

Sin embargo, la migración sudamericana hacia Chile es muy diversa, ya que de acuerdo con la OIM viven 60 mil argentinos, 20 mil bolivianos, 15 mil ecuatorianos, 9 mil colombianos, 9 mil brasileños, 5 mil venezolanos y 3 mil paraguayos.

La integración no ha sido dificultosa, aunque desde la crisis asiática que afectó a Chile en 1998, la visión de los extranjeros se volvió en general negativa, principalmente por la tradicional excusa del acceso al mercado laboral y la supuesta competencia que se plantea entre nativos y extranjeros.

Los 4 millones de colombianos presentes en Venezuela y que fueron llegando a lo largo de medio siglo de desplazamientos, principalmente por la guerra interna, sitúan a este país en el tercer receptor de migrantes regionales.

El proceso migratorio se realizó masivamente en la última década, dado que en el año 2000 los colombianos llegaban a los 600 mil. La integración se dificulta, ya que es una gran cantidad de personas en poco tiempo, aunque el gobierno abrió varias oficinas para regularizar a los desplazados.

La tendencia en los últimos años es dejar de lado la unilateralidad de las políticas migratorias regionales y abordar el tema entre los países emisores y receptores de migrantes. De esta manera, se aspira a proteger a los desplazados, promover la integración y en varios casos el regreso a su país de origen. Aun faltan concretarse los planes migratorios conjuntos, pero se ha avanzado en esta materia principalmente por el crecimiento de las migraciones intrarregionales

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