terça-feira, 29 de dezembro de 2015

La migración cubana: ¿Problema humanitario o negocio humanitario?

Las personas no migran de su tierra natal por gusto o porque les genera placer. La migración es un fenómeno social que responde a múltiples causas, es decir, cada persona tiene diferentes motivos para dejar su comunidad y, en no pocos casos, a su familia; se trata de una decisión extrema, lamentablemente, en muchas ocasiones poco informada y llena de ilusiones falsas en relación con el lugar de destino.
La migración por razones económicas es una de las que más se señala a la hora de justificar por qué se ha dejado el país en que se nació. Se busca mejores condiciones económicas y para ello se está dispuesto a arriesgar la propia vida y todo ello por la ilusión de conseguir un trabajo y tener una vida mejor en el país al que uno se dirige.
El problema es que muchas de esas ilusiones están sustentadas en imágenes falsas, por ejemplo, de lo que ocurre en países como los de la Unión Europea o en Estados Unidos de América. Se piensa que en aquellas sociedades abunda el empleo y que al llegar, serán recibidos con los brazos abiertos y todo será felicidad. Por desgracia la realidad es otra.
Se trata de una ilusión que pronto es apagada por una dinámica social excluyente y discriminatoria. Muchas de las condiciones de esos países impide conseguir trabajo a sus propios ciudadanos, con mucho más razón resulta más complicado para indocumentados, ilegales y para aquellas personas que tengan cualquier otra condición que no sea la ciudadanía oficial de aquellos Estados.
La ilusión de estas personas está sustentada en una serie de mitos que se han reproducido en el tiempo. El cine y los medios de comunicación, por ejemplo, se han encargado de posicionar en la mente de las personas lo que han dado en llamar “el sueño americano”; empero, como suele suceder, una buena cantidad de migrantes la pasan muy mal lejos de su patria, incluso, aquellos que han logrado conseguir algún trabajo estable y remunerado de acuerdo a la ley.
Suele suceder que los migrantes que han conseguido algún tipo de estabilidad no cuentan todas las peripecias que han pasado. Ello se da porque quieren ser percibidos como personas que consiguieron una migración exitosa, es decir, no solo llegaron al lugar de destino sino que lograron estabilidad económica; de hecho, aquellos que viajan a su país de origen después de muchos años, no revelan las condiciones en que viven y mucho menos su situación económica real.
Subrayo que estoy refiriéndome al migrante promedio y no a las excepciones. Algunos migrantes logran ahorrar el dinero suficiente para establecer negocios en sus países de origen o hacerse de unos o varios inmuebles que les asegura una vejez tranquila, pero, se trata de los menos y eso hay que decirlo para que las personas no se hagan falsas expectativas.
Hay personas que piensan a los europeos o los estadounidenses viviendo como en las series de televisión. Personas con un trabajo de oficinista que les permite tener un apartamento, un vehículo, comprar ilimitadamente en el supermercado y asistir al cine o algún evento deportivo los fines de semana; no obstante, la realidad europea y estadounidense es bastante diferente y a la mayoría de los migrantes les toca hacer los trabajos más duros, vivir en lugares iguales o peores a los que habitaban en su país de origen, así como comprar lo justo para su sobrevivencia y no tener tiempo para distraerse de una jornada laboral extenuante.
El tener gente conocida en el país receptor no siempre es sinónimo de tranquilidad y éxito. El hecho de tener familiares en el país receptor constituye una ventaja, sin embargo, muchas veces ellos se encuentran en condiciones precarias que impiden poder ayudar al familiar que está llegando; dicho en palabras sencillas, la existencia de un familiar en el país al que se emigra, no siempre es garantía y produce las ventajas que mucha gente se imagina.
Por eso el drama de los migrantes cubanos nos debe llamar a una profunda reflexión y a un sentimiento de solidaridad inmenso. Debemos ayudarles en lo que podamos y hacer votos para que sus ilusiones se puedan colmar en el mar de incertidumbre que les espera y en la situación que les ha tocado vivir hasta ahora; se trata de seres humanos que les motiva una imagen, una ilusión, un anhelo y por eso tipo de ideas las personas estamos dispuestos a realizar acciones fuera de lo común.
Esperemos que la situación de estas personas se resuelva y que puedan seguir su camino a lo que ellos consideran la “tierra prometida”. Ojalá que todos puedan llegar a su destino y que no queden, como Moisés, destinados a no ingresar a aquella tierra que tampoco iba a ser lo que le prometieron al pueblo judío.
Ahhh! Y en todo esto, desde la antigüedad, hay otros personajes que ganan dinero a costa de estas personas. Basta multiplicar lo que ha pagado cada cubano por todos los que se encuentran en Peñas Blancas, para darse una idea de la magnitud del negocio que hay detrás de esta situación.

 EL PAIS.CR

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