La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, estima que en los próximos 40 años se pasará de los actuales 214 millones a 405 millones de emigrantes, casi el doble. El Informe Mundial sobre Migraciones de 2010 reconoce una cierta “paralización” de los flujos migratorios provocada por la recesión económica, una circunstancia que, aconseja, debe ser aprovechada por los países receptores para prepararse para un mayor flujo en el futuro.
En ese sentido, la OIM defiende que son necesarias políticas y recursos adecuados para abordar la migración si se quiere sacar provecho de este fenómeno mundial que avanza a un ritmo “implacable”. En este sentido, el documento afirma que “los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil deben realizar un esfuerzo concertado para la inversión de recursos financieros y humanos que permitan cosechar los frutos del pleno potencial de la migración en el futuro”. Según el organismo, “aunque todos los años se invierten cientos de millones de dólares en actividades destinadas a consolidar la capacidad de los Estados para gestionar eficazmente la migración”, las respuestas a los retos y oportunidades actuales y emergentes en el ámbito de la migración “suelen ser de poco alcance, parciales y fragmentarias”.
Entre los nuevos patrones migratorios apreciados por el informe, destaca que las economías emergentes de Asia, África y América Latina “están adquiriendo cada vez más importancia como países de destino de los trabajadores migrantes”, con el consiguiente aumento de los desplazamientos de las personas en dirección Sur-Sur y la necesidad de que esos países inviertan en programas y políticas en el ámbito de la gestión de la migración. Asimismo, prosigue el documento, “el número de migrantes en situación irregular continuará aumentando a medida que la oferta de mano de obra de los países de origen de los migrantes supere la demanda en los países de acogida, y los canales de la migración legal sigan siendo la excepción más bien que la regla”.
Además, este informe señala que los nuevos patrones de migración irregular comprenden “un número cada vez mayor de menores no acompañados, solicitantes de asilo, víctimas de la trata de personas o personas que intentan huir de los efectos del cambio ambiental o climático”. En cuanto a las repercusiones de la crisis económica, el informe observa que el número total de migrantes se ha mantenido estable, “ya que son relativamente pocos los que han retornado a sus hogares, pese a haber sido particularmente afectados por la situación de desempleo”.
Tragedia en Yemen
Y mientras los flujos migratorios siguen su curso, se siguen sucediendo las tragedias. Al menos 83 emigrantes, la mayoría etíopes, se ahogaron en las costas yemeníes tras naufragar dos barcos. Cientos de emigrantes africanos pierden la vida cada año en incidentes similares en las costas de Yemen, puerta de entrada a los países ricos del golfo Pérsico.
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