Las consecuencias del cambio climático podrían derivar en grandes contingentes de migraciones internas en Bolivia que, según las previsiones de los expertos, podrían ocurrir en el mediano plazo.
Un reciente estudio científico difundido por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), advierte que los efectos del cambio climático amenazan seriamente los glaciares Chacaltaya, Tuni Condorini e Illimani, de la Cordillera Real y prevé que antes del 2030 hayan desaparecido.
El deshielo de estos nevados, es irreversible, según ese informe, y derivará en cambios de temperatura en la región del altiplano boliviano, pero lo más preocupante en la provisión de agua para el consumo de los pobladores de la región y de las ciudades de El Alto y La Paz, las más pobladas del país.
El coordinador de Lidema, René Baptista, advirtió que “Estos glaciares están desapareciendo y pese a que existen años más lluviosos que otros, no se recuperarán como glaciares. Es una tendencia irreversible que complicará a la provisión de aguas y la subida de temperatura en la región”, dijo.
Uno de los temas más preocupantes es la provisión de agua potable para las ciudades debido a que los glaciares representan un 20 por ciento del volumen del líquido, elemento que se consume en los centros urbanos.
Para las comunidades de las áreas rurales, la escasez de aguas de deshielo afectará su producción agrícola e incluso su subsistencia.
“Si no se consiguen otras fuentes de agua significa que las comunidades también desaparecerán y se producirá una migración a las ciudades”, aseveró Baptista.
De acuerdo a la proyección del especialista, el deshielo de los glaciares provocará un incremento de la temperatura en La Paz en aproximadamente 0,3 grados centígrados por década, por lo que el impacto ambiental se sentirá tanto en la fauna como en la flora.
Los estudios señalan que la desaparición de algunos animales y especies vegetales es un indicador de este cambio. También lo es la aparición de otras especies, por ejemplo, la del mosquito en el Altiplano.
En el caso del nevado de Chacaltaya hace 20 años tenía un kilómetro y medio de hielo y actualmente esa superficie se ha reducido a 50 metros cuadrados, con lo que perdió su importancia como fuente de provisión de agua.
El nevado Illimani, se estima que en los últimos 50 años ha perdido entre un 40 a 50 por ciento de su masa de hielo, proceso que se intensifica con la falta de lluvias.
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