Los directores colombianos Jairo Carrillo y Oscar Andrade, de la película animada Pequeñas Voces cuentan con entrevistas y dibujos de una generación de niños desplazados internos (8 a 13 años de edad) que han crecido en medio de la violencia en Colombia. Las entrevistas muestran como perciben su realidad y las historias han sido ilustradas y animadas con base en los dibujos originales de los niños. Este trabajo de siete años ganador de la convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de Colombia, se convierte en la primera película de animación que ha participado en el Festival Internacional de Venecia.
Sobre la base de tu proyecto, ¿Cómo el conflicto armado en Colombia es
visto desde la óptica de los niños?
Una de las cosas que más me llama la atención, es que los niños ven este conflicto armado sin tintes ideológicos y ven la situación desde un punto de vista ingenuo y desde el corazón. Es así como un niño ve que toda persona que tenga un arma le produce temor, y no diferencian entre quienes son los portadores de las armas.
¿Es tan diferente de la visión que tiene un adulto?
Si ya que nosotros como adultos vemos la situación con puntos de vista ideológicos y con racionalidad, ellos no lo ven así sino que lo ven desde un punto de vista con sentimiento. Como un adulto al ser desplazado podría decir que lo que más le duele son la lejanía de la tierra y su salario, por el contrario, un niño en esta situación lo que más le duele es la despedida de sus perros. Como los adultos vemos el campo como una relación de trabajo y sustento los niños lo ven como una parte intrínseca de su ser.
¿Cómo surgió la idea de este cortometraje animado sobre un tema tan sensible que mucha gente evita de hablar o habla poco?
Estuve trabajando mucho en Inglaterra en colegios haciendo animaciones con los niños, y sentí la imperiosa necesidad de contar las historias de nuestros niños y como ellos ven esta situación, como es su relación con el mundo que los circunda. Es por eso que decidí volver a Colombia a hacer las entrevistas y contar esta historia, ya que es muy importante dejar testimonios de lo que está pasando en nuestra época.
¿Cómo recopilaste el material? ¿Qué método has utilizado?
La idea fue fácil, reuníamos a varios niños desplazados y les decíamos que dibujaran por qué estaban aquí en Bogotá, después les pedíamos que nos explicaran sus dibujos y tocaba encontrar historias dramáticamente interesantes.
¿Cómo ve usted la situación de los jóvenes desplazados internos en Colombia? ¿Tienen un futuro?
El futuro tiene que ofrecer más incentivos y oportunidades, esto es lo más difícil: darles oportunidades a los jóvenes, lo que yo percibí es que ellos llegan en una situación bien precaria. Creo que debería haber una inversión bastante fuerte por parte del Gobierno, de las empresas privadas y de la sociedad en general. Que el problema lo asumamos nosotros como sociedad y no dejarle todo el problema al Estado. Es importante que el Estado intervenga y se comprometa, pero la sociedad también.
¿Es difícil en su país hablar del desplazamiento interno? ¿Fue difícil por el tema tratado encontrar a un patrocinador?
Verdaderamente fue bastante difícil, presenté el proyecto a muchas organizaciones nacionales humanitarias, y a la gente le gustaba, pero nunca se tomó ninguna decisión a favor. Paradójicamente el proyecto fue avalado por comités cinematográficos internacionales.
¿Piensa que la película puede ser bien seguida por parte de niños y niñas de otros países?
Esa es la esperanza, lo importante con un producto como estos visuales es encontrar los mecanismos para que se difundan internacionalmente, y pues en esas estamos: encontrar alguna ONG internacional que nos apoye el proyecto y podamos trabajar conjuntamente.
Su film ha sido seleccionado para competir en el reconocido Festival de Cine de Venezia, ¿Qué representa para el cine colombiano?
Primero, es la primera animación en Colombia que entra a un Festival de esta importancia y yo creería que es la primera animación latinoamericana que entra a esta clase de eventos. Es un gran logro para el cine colombiano y al ser seleccionada en una categoría que no es de animación es mucho más fuerte porque la seleccionaron no por la técnica sino por la virtud cinematográfica. Llegar ahí con la película es lo más grandioso que le puede pasar a una película como arte. Ahora creo que lo importante es que se pueda convertir esta película en un mecanismo social de sensibilización y educación.
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