El 1 de enero de 2015
había 2.183.043 españoles inscritos en los registros consulares. Es un 48% más
de los 1.471.691 de 2009, el año en el que el Instituto Nacional de Estadística
(INE) comenzó a publicar esta información y el en que la crisis ya se había
instalado en la economía española. El aumento es del 6,1% respecto al año
pasado.
¿Responden estos
datos a una masiva salida de españoles por la recesión? No. Al menos, no del
todo. El mayor factor que explica este incremento es la nacionalización de
ciudadanos extranjeros, según los demógrafos consultados por este diario. Entre
2009 y 2015 el número de ciudadanos con pasaporte español que vive fuera ha
aumentado en 711.352 personas. Pero los nacidos en España son solo 99.637 más
(633.750 en 2009; 733.387 en 2015), según los datos del Padrón de Españoles
Residentes en el Extranjero (PERE) difundidos estye miércoles por el INE.
“Hay que mirar dónde
ha aumentado la presencia de españoles y desde 2009 el 72% de la subida se
concentra en América Latina, sobre todo Argentina o Cuba, mientras el 24% ha sido
en Europa”, explica Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos
en la Universidad Autónoma de Barcelona, que excluye la emigración económica
como causa fundamental.
Esteve remite a la
ley de Memoria Histórica, aprobada en diciembre de 2007, una norma que permitió
acceder a la nacionalidad a los hijos de emigrantes (y exiliados) sin necesidad
de que sus progenitores hubieran nacido en España, como se exigía hasta
entonces. En buena parte de los casos, “es gente que nunca ha pisado España”,
apunta.
Este sería uno de los
factores. Pero hay más razones. Mikolaj Stanek, del Grupo Dinámicas
Demográficas del CSIC, destaca otro aspecto. Se trata de los extranjeros que
acudieron a España atraídos por la bonanza económica, que adquirieron la
nacionalidad durante su estancia y que han dejado el país por la caída de las
oportunidades laborales.
“Los inmigrantes
fueron las principales víctimas, sobre todo en la segunda recesión, entre 2011
y 2012”, comenta.
Por ello, Stanek
explica que sí habría “un efecto innegable” de la crisis sobre el aumento de la
población extranjera. Por una parte, debido a este fenómeno. Por otra, por los
nacidos en España que han dejado el país también por las dificultades en el
ámbito laboral. Desde 2009 hay 16.823 residentes más inscritos en el Reino
Unido (un 44%) o 9.891 en Alemania (22%).
En términos
relativos, son los menos, respecto a las cifras globales, destaca Esteve. “En
los datos del INE no se refleja una importante salida de estas personas”,
añade.
Stanek apunta que, en
todo caso, el aumento ha sido continuo. E indica que el PERE no es una
herramienta demasiado eficaz para registrar la emigración, especialmente la de
nacisos en españa. El acto del registro es voluntario, y muchos jóvenes que
parten a Europa no se dan de alta en los consulados al considerar que su
estancia fuera será temporal y que no les aporta gran cosa. Más bien, todo lo
contrario. La inscripción implica la baja del padrón municipal, lo que supone
la pérdida de acceso normalizado al sistema de salud o de ventajas sociales,
como puede ser el acceso a vivienda de promoción pública, como comenta este
demógrafo.
Por ello, en línea
con otros especialistas Stanek considera que se estaría infrarregistrando este
fenómeno y habría una importante bolsa de este tipo de emigrantes (jóvenes,
nacidos y formados en España) oculta. “Algunos estudios indican que las cifras
reales serían un 50% más elevadas que estas”, subraya.
El Pais
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