segunda-feira, 21 de abril de 2014

Los jesuitas denuncian

La militarización fronteriza; la criminalización de la migración irregular; la demonización del migrante y la xenofobia fueron temas denunciados por los jesuitas, quienes destacaron sus derechos y los beneficios de estos desplazamientos.
Lo hicieron mediante un documento titulado “Retos globales por la justicia”, emitido por La Compañía de Jesús y difundido en numerosos medios europeos. Si bien el informe se explayó sobre ecología, derecho a la educación, recursos naturales y minerales y derechos humanos, el tópico referido a las migraciones fue el que tuvo más repercusión.
En él los jesuitas manifestaron que los Estados ejercen un control fronterizo sobre los flujos migratorios con el fin de limitarlos y ordenarlos que está llevando a "obstaculizar cada vez más el paso de las fronteras" y que provoca que las personas "arriesguen su vida al intentar evitar las fronteras más vigiladas y frecuentemente militarizadas".
También denunciaron que, cuando estas personas resultan atrapadas en situación irregular por las autoridades fronterizas son "retenidas y privadas de libertad" en centros de detención sin haber cometido ningún delito y "sufren deportaciones, vejaciones, indefensión jurídica y desorientación".
Los miembros de la Compañía de Jesús recordaron que, según la doctrina social de la Iglesia, "todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación" y que "en ningún caso puede ser explotada".
Asimismo, subrayaron que la migración lleva consigo beneficios pues los inmigrantes aumentan el crecimiento económico de la sociedad en la que se integran; generan ingresos fiscales procedentes del pago de impuestos; y ejercen un impacto positivo en sus países de origen. En definitiva, para la Compañía, "el migrante es un regalo".
Advirtieron también que la inmigración plantea desafíos como la reacción que genera en la sociedad la llegada de migrantes. Según señalaron, en muchos países de recepción existe la idea de que quienes llegan tienen que asimilarse a la cultura de su nueva nación hasta perder su identidad cultural, una demanda que consideran "inmoral".
Por último apuntaron que su llegada despierta "con frecuencia" sentimientos "xenófobos" alentados por "políticos que tienden a demonizar al migrante". "Un extendido populismo político recurre al discurso contra los migrantes para ganarse el apoyo de un electorado siempre preocupado por preservar sus beneficios".
Como parte de esta lucha, la Compañía de Jesús creó una red de migraciones basada en la hospitalidad y la inclusión que denuncia "la criminalización de la migración irregular; la negación por parte de muchos Estados a otorgar la debida protección internacional a solicitantes de asilo y refugio; las políticas migratorias que se centran en detención, deportación y control fronterizo; las redes de trata muchas veces vinculadas a la corrupción e impunidad estatal y la explotación laboral de migrantes".
Esta red, con la que la Compañía quiere dar respuesta a las necesidades de los migrantes, demanda la ratificación universal de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares de 1990; la protección internacional efectiva de solicitantes de asilo; políticas migratorias integrales; y el derecho de los pueblos indígenas sobre sus tierras y recursos".
Según indica el documento, hay unos 150 millones de migrantes entre aquellos en situación regularizada y aquellos en situación no regularizada, unos 20 millones de migrantes forzados -sin nacionalidad o estatus legal, sin protección, explotados por mafias-, unos 30 millones de desplazados internos -por proyectos de desarrollo, desastres naturales o conflictos armados- y más de 10 millones de refugiados y solicitantes de asilo -debido a conflicto o persecución.



 DNM

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