“Estamos solos y no tenemos a nadie que nos ayude”.
La voz de la pasajera alertó de un nuevo buque fantasma rumbo
a las costas italianas. El carguero Ezadeen, de bandera de Sierra
Leona, viajaba este viernes con entre 400 y 450 inmigrantes a bordo, entre
ellos medio centenar de mujeres y niños. Quedaron abandonados a su suerte por
la tripulación, que dejó la embarcación en el mar Jónico con el rumbo puesto hacia
las costas italianas en lo que se presenta como un nuevo modus operandi de
las redes de tráfico de inmigrantes.
La Guardia Costera recibió la alarma a última hora
de la tarde del jueves, cuando el viejo carguero —de 73 metros de eslora—
estaba con los motores apagados por la falta de combustible a 40 millas
náuticas del Cabo de Santa María di Leuca (Lecce, sur de Italia). Debido a las
malas condiciones meteorológicas, el centro de socorro de la Guardia Costera
movilizó un helicóptero desde el que seis miliares italianos consiguieron
acceder al buque y tomar su control. “De haber seguido a la deriva, el carguero
habría terminado estrellándose contra las rocas de la costa”, explicó el
capitán Filippo Marini, portavoz del comando general de la Guardia Costera. “El
buque está siendo ahora remolcado por la patrullera islandesa Tyr dentro
del marco de la operación Tritón [coordinada por la agencia europea de
fronteras, Frontex] hacia el puerto de Corigliano Calabro [en Calabria], donde
está previsto que llegue esta noche”, concretó la tarde de este viernes este
responsable.
El suceso
reproduce lo ocurrido solo tres días antes. El miércoles llegó a
puerto otro mercante, de bandera
moldava, el Blue Sky M. —también con más de 40 años de
antigüedad—, después de que se lanzara frente a la isla griega de Corfú un SOS
a las guardias costeras griega e italiana advirtiendo de la presencia —más
tarde desmentida— de hombres armados a bordo de la nave y de cientos de
inmigrantes en peligro, sin agua ni comida. A bordo viajaban cerca de 700
personas, casi todas de origen sirio. Pudieron desembarcar en el puerto
italiano de Gallipoli en la madrugada del pasado miércoles después de que, en
pleno temporal en el Adriático y con la tragedia del
ferri italiano Norman Atlanticabriendo los
informativos, seis
militares de la Guardia Costera italiana se hicieran con el control del buque.
Para ello, igual que este viernes, debieron descolgarse desde dos helicópteros.
Descubrieron que la embarcación se dirigía, con el piloto automático activado y
sin tripulación, hacia las costas italianas.
Según fuentes de la Guardia Costera italiana, todo
apunta a que el Ezadeen y el Blue Sky M. habrían
zarpado de algún puerto turco. Se cree que ese fue también el origen del
carguero Carolyn Assense, descubierto el pasado 20 de diciembre
también abandonado por su tripulación con alrededor de 800 inmigrantes a bordo,
sobre todo sirios. Se hallaba en el Mediterráneo, en aguas del canal de
Sicilia. Uno de los pasajeros empleó un teléfono vía satélite para pedir ayuda
a las autoridades italianas.
La suma de casos —tres en un par de semanas— hacen
temer que se trate de una nueva estrategia de actuación de las organizaciones
que se lucran con la inmigración irregular. Según manifestó a la agencia
italiana AdnKronos el almirante Giovanni Pettorino, los traficantes “comprarían
naves al límite de operatividad por 100.000 o 150.000 dólares, que después
llenan de personas, sobre todo sirias, a las que piden hasta 6.000 dólares [unos
5.000 euros] por subir a bordo. Los traficantes llegan a ganar hasta cinco
millones por cada viaje, así que no tienen ningún problema en abandonar el
barco, vistos los márgenes de beneficio”.
El uso de
cargueros permite a las mafias hacer “economías de escala”, explicó el portavoz
de laOrganización
Internacional de Migraciones (OIM), Joel Millman, informa France Presse. “Tenemos informaciones
que apuntan que los migrantes pagan entre 1.000 y 2.000 dólares por persona”.
Eso supone que, en un caso como el delBlue Sky M. los responsables
“han conseguido más de un millón de dólares por un solo viaje, con lo que se
puede pagar a una tripulación, costear su evacuación y pagar sobornos que
podrían ser útiles para una próxima operación”, añadió. Millman aseguró que,
debido a la guerra, la actual evacuación de ciudades “representa miles de
migrantes cada mes”.
El año 2014 ha sido el annus horribilis de la inmigración
irregular en Italia (hubo
más de 1.100 desembarcos en el país, según cifras del Ministerio del Interior,
en los que llegaron a suelo italiano cerca de 170.000 inmigrantes). Además, en
2014 por primera vez casi la mitad de los inmigrantes llegados por mar
solicitaron asilo político. La llegada de inmigrantes irregulares amenaza con
agravarse en 2015 por las actuales crisis internacionales, advierte Christopher
Hein, director de Consejo italiano para los refugiados.
El Pais
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