Con alrededor de 60 millones de personas desplazadas forzosamente a
nivel mundial y las travesías en embarcaciones precarias por el Mediterráneo en
los titulares de los periódicos casi a diario, se está volviendo cada vez más
común ver los términos ‘refugiado’ y ‘migrante’ intercambiados en el discurso
mediático y público. Pero, ¿hay una diferencia entre ellos? ¿Y esa diferencia
es importante?
Sí, hay una diferencia y sí, es importante. Los dos términos tienen
significados diferentes y confundirlos conlleva problemas para ambas poblaciones.
A continuación se explica por qué:
Los refugiados son personas que huyen de conflictos
armados o persecución. Con frecuencia, su situación es tan peligrosa e
intolerable que deben cruzar fronteras internacionales para buscar seguridad en
los países cercanos y, entonces, convertirse en ‘refugiados’ reconocidos
internacionalmente, con acceso a la asistencia de los Estados, el ACNUR y otras
organizaciones. Son reconocidos como tal, precisamente porque es muy peligroso
para ellos volver su país y necesitan asilo en algún otro lugar. Para estas
personas, la denegación del asilo tiene potencialmente consecuencias mortales.
El derecho internacional define y protege a los refugiados. La
Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967,
así como otros instrumentos legales, tales como la Convención de la OUA por la
que se regulan los aspectos específicos de problemas de los refugiados en
África de 1969, o la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984,
continúan siendo la piedra angular de la moderna protección de los refugiados.
Los principios legales que engloban han permeado innumerables leyes y
costumbres internacionales, regionales y nacionales. La Convención de 1951
define quién es un refugiado y delimita los derechos básicos que los Estados
deben garantizar a los refugiados. Uno de los principios fundamentales
establecidos en el derecho internacional es que los refugiados no deben ser
expulsados o devueltos a situaciones en las que su vida y libertad están en
peligro.
La protección de los refugiados tiene muchos ángulos, estos incluyen la
protección contra la devolución a los peligros de los cuales han huido; el
acceso a procedimientos de asilo justos y eficientes; y medidas que garanticen
que sus derechos humanos básicos sean respetados, que les permitan vivir en
condiciones dignas y seguras, y que los ayuden a encontrar una solución a más
largo plazo. Los Estados tienen la responsabilidad primordial de esta
protección. Por lo tanto, el ACNUR trabaja de forma cercana con los gobiernos,
asesorándolos y apoyándolos en lo que necesiten para implementar sus
responsabilidades.
Los migrantes eligen trasladarse no a causa de una
amenaza directa de persecución o muerte, sino principalmente para mejorar sus
vidas al encontrar trabajo o educación, por reunificación familiar, o por otras
razones. A diferencia de los refugiados, quienes no pueden volver a su país,
los migrantes continúan recibiendo la protección de su gobierno.
Para los gobiernos esta distinción es importante. Los países tratan a
los migrantes de conformidad con su propia legislación y procedimientos en
materia de inmigración, mientras tratan a los refugiados aplicando normas sobre
el asilo y la protección de los refugiados, que están definidas tanto en su
legislación nacional, como en el derecho internacional. Los países tienen
responsabilidades específicas hacia cualquier persona que solicite asilo en su
territorio o en sus fronteras. El ACNUR ayuda a los países a enfrentar sus
responsabilidades de asilo y protección.
La política tiene forma de intervenir en estos debates. Confundir
refugiados y migrantes puede tener serias consecuencias en la vida y la
seguridad de los refugiados. Mezclar los dos términos desvía la atención de las
salvaguardas legales específicas que los refugiados requieren. Puede perjudicar
el apoyo público hacia los refugiados y la institución del asilo en un momento
en que más refugiados que nunca necesitan dicha protección. Necesitamos tratar
a todos los seres humanos con respeto y dignidad. Necesitamos asegurarnos de
que los derechos humanos de los migrantes sean respetados. Al mismo tiempo,
también necesitamos proveer una respuesta legal adecuada para los refugiados,
debido a su problemática particular.
Regresando a Europa y al gran número de personas que han llegado este
año y el año pasado en embarcaciones a Grecia, Italia y demás lugares. ¿Quiénes
son ellos? ¿Refugiados o migrantes?
De hecho, son ambos. La mayoría de las personas que han llegado este año
a Italia y Grecia, en particular, proceden de países afectados por la guerra o
que son considerados como países expulsores de refugiados, y por lo tanto
requieren protección internacional. Sin embargo, una parte más pequeña de ellos
procede de otros lugares y para muchas de estas personas el término ‘migrante’
sería el más apropiado.
Por lo tanto, en el ACNUR decimos ‘refugiados y migrantes’ cuando nos
referimos a movimientos de personas por mar o en otras circunstancias, en donde
creemos que ambos grupos puedan estar presentes -las travesías marítimas en el
sudeste de Asia son otro ejemplo. Decimos ‘refugiados’ cuando nos referimos a
personas que huyen de la guerra o persecución y han cruzado una frontera
internacional. Y decimos ‘migrantes’ cuando nos referimos a personas que se
trasladan por razones no incluidas en la definición legal de refugiado.
Esperamos que otros acepten hacer lo mismo. Elegir las palabras adecuadas es
importante.
Por Adrian Edwards, Ginebra.
ACNUR
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