La trata de personas un delito de lesa
humanidad. Así lo afirmaba el Papa
Francisco -al igual que su amado predecesor, el Papa Emérito Benedicto XVI-, al
dirigirse a la Cumbre Internacional de Jueces y Magistrados contra el tráfico
de Personas y el crimen organizado, en la Casina Pío IV el pasado 3 de junio.
En esa ocasión el pontífice remarcó que la trata y el
tráfico de personas y las nuevas formas de esclavitud, tales como el trabajo
forzado, la prostitución, el tráfico de órganos, el comercio de la droga, la
criminalidad organizada, son crímenes de lesa humanidad que deben ser
reconocidos como tales por todos los líderes políticos, religiosos y sociales,
y plasmados en las leyes nacionales e internacionales.
Precisamente sobre estos crímenes de lesa humanidad, habla el
presbítero Sergio Augusto Navarro, Religioso y Sacerdote Argentino de la Orden
de la Merced, ante el micrófono de Alejandro Frías de Radio San Roque González de
Santa Cruz 570 AM, de Paraguay:
¿Trata y tráfico de personas son sinónimos?
R. No, no son sinónimos porque el tráfico supone atravesar una
persona o un grupo de personas, una frontera, y es ilegal cuando el estado que
recibe a los migrantes no ejerce su derecho de soberanía de regular las
migraciones. Hay un delito contra el derecho del estado de regular las
migraciones. En cambio la trata de personas es el sometimiento a esclavitud con
fines de explotación sexual o laboral o el tráfico de órganos. En ese sentido,
no son sinónimos porque puede haber trata sin tráfico o tráfico sin trata.
¿Cómo funciona la trata de personas?
R. Generalmente se da la captación de la víctima por parte de
organizaciones del delito, o a veces son los mismos familiares quienes entregan
a víctimas de trata.
El traslado puede ser dentro el propio país o atravesando una
frontera – con lo cual ya hay tráfico. El lugar de acogida o de recepción puede
ser, según la finalidad, un taller clandestino, un prostíbulo, o un lugar donde
se puedan hacer cirugías para el tráfico de órganos. Esos son algunos de los
elementos fundamentales.
La captación puede ser por engaño, por secuestro, por amenaza,
pero también con el consentimiento de la víctima, que se da en ocasiones por
convencimiento de familiares, novios, amigos. Por eso la situación de las
víctimas es una situación de vulnerabilidad, de pobreza, de marginalidad, de
exclusión, y a veces se da por otras razones que convierten a las personas en
vulnerables más allá de la pobreza. Hay víctimas de trata que están en buena
situación económica pero por desintegración o violencia familiar, también viven
la situación de vulnerabilidad.
¿Por qué no hay cifras exactas?
R. Sucede que de lo que se denuncia, es poco lo que se termina
logrando en relación a la persecución del delito. Hay cifras que no siempre
reflejan la realidad. Se sabe que hay miles, millones que están en situación de
sometimiento a esclavitud, la certeza es que según investigaciones, después del
tráfico de armas y del tráfico de drogas, es el tercer negocio ilegal de
recaudación de dinero.
Además es difícil lograr cifras claras porque las víctimas no
siempre denuncian, tal como sucede con los niños soldados, o las personas que
trabajan como empleadas domésticos. Las personas no siempre acuden a la
justicia, a la policía o al estado, para que resuelva el problema.
¿Un mensaje en el Año de la Misericordia?
Cuando se mercantiliza la vida humana estamos viviendo un síntoma
de degradación y de inhumanidad que no le hace bien a nadie: nadie sale ganando
con la trata de personas, ni siquiera los tratantes. Por eso apelamos a la
conciencia de una humanidad que busque en Dios un motivo de esperanza, y en la
misericordia de Dios, aun la posibilidad de entablar redes y del perdón, porque
también hay que considerar esto: están las víctimas, están los victimarios y
hay que lograr la reconciliación entre todos.“Que María de la Merced ilumine a todos los que nos
escuchan y nos ayude a realizar redes que liberen”.
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)
www.miguelimigrante.blogspot.com
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