Un grupo de cinco
inmigrantes hondureños mutilados de sus piernas por el tren La Bestia llegaron
recientemente a Chicago porque buscan a través de sus historias que la
comunidad conozca la triste cara de la migración indocumentada.
Los indocumentados
se enfrentan a la pesadilla de su vida al subir al también llamado ‘Tren de la
muerte’, dice el inmigrante hondureño José Luis Hernández, quien ha perdido la
pierna y el brazo derecho y parte de su mano izquierda, mutiladas por las
ruedas de La Bestia, tren que toman miles de inmigrantes centroamericanos en
México para llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
Cinco de diez
inmigrantes hondureños forman parte de la ‘Caravana de los Mutilados’, quienes
actualmente visitan Chicago para compartir sus historias en iglesias y
distintas organizaciones locales. Este grupo también ha recorrido Miami,
Los Ángeles, Texas, Maryland y Washington DC alzando su voz sobre los peligros
que se enfrenta un inmigrante indocumentado al subirse al ‘tren de la muerte’
en su intento por llegar a Estados Unidos.
José Luis Hernández, presidente de AMIREDIS.
En busca de la
‘tierra prometida’
“Lo que nosotros
andamos haciendo y para lo que nosotros nos organizamos es para ser la voz en
la que el mundo conozca la triste cara de la migración y que a la vez nuestros
gobernantes hagan algo por esta situación… Queremos que esa tierra prometida
que buscamos en este país sea en nuestro propio país, sin necesidad de
arriesgar nuestra vida para llegar a Estados Unidos”, comentó Hernández, presidente
de la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (AMIREDIS).
Hernández añadió
que, entre otras cosas, la ‘Caravana de los Mutilados’ busca reunirse con el
presidente Barack Obama para hablar sobre las experiencias que sufren los
migrantes centroamericanos para llegar a Estados Unidos y también abogar por un
alto a las deportaciones.
Según AMIREDIS, en
Honduras hay 713 personas mutiladas por el tren La Bestia y en los últimos seis
años se han repatriado de México 362 cadáveres de hondureños que han muerto en
su intento por llegar a Estados Unidos.
“Hay 713 personas
mutiladas por el tren, entre hombres, mujeres y niños, pero se cree que existen
más porque muchas se quedan en México, no retornan al país porque no quieren
que sus familias los vean mutilados”, destacó Hernández a La Raza.
Este grupo de
hondureños actualmente reside en Maryland e ingresó a Estados Unidos en marzo
de 2015. Tras estar dos meses retenidos en un centro de detención en Texas,
salieron en libertad con un permiso especial (‘parole’), han solicitado asilo y
tendrán su primera audiencia en corte ante autoridades migratorias en 2019,
indicaron los miembros de esa caravana.
iembros de la ‘Caravana de los Mutilados’ en la iglesia Metodista Unida
San Adalberto en el barrio de Humboldt Park, Chicago.
“A duras penas me
alcanzaba para la comida”
Hernández opina que
miles de centroamericanos han emprendido una migración ‘forzada’ ante la falta
de empleos, de oportunidades, por la corrupción, la violencia y la delincuencia
que impera en sus países de origen.
Hernández la vivió
en 2006 cuando tenía 17 años, y la recuerda cómo si fuera ayer. “Después de 20
días de travesía aguantando sed, hambre, cansancio, ya para llegar a Delicias,
Chihuahua, México, iba sentado donde van acoplados los vagones del tren, me
estaba quitando los zapatos porque tenía los pies hinchados de tanto caminar
cuando de repente me desmayé y al caer el tren me mutiló una pierna, un brazo y
parte de mi mano izquierda”, explicó.
Hernández dijo que
realizó la travesía para ayudar a su familia para que tenga una mejor vida. “En
Honduras recibía salarios miserables que a duras penas me alcanzaba para la
comida, por eso tomé la decisión arriesgada de migrar y al hacer esa travesía
me cambió la vida por completo”.
“Yo morí cuando caí
de ese tren y también murieron mis sueños, pero si hoy en día puedo lograr algo
y evitar que otros queden igual que yo, lo voy hacer, y es lo que me ha movido
a realizar lo que estoy haciendo hoy”, puntualizó Hernández, de 30 años.
Por su parte, el
hondureño Freddy Omar Vega, de 37 años, con cinco hijos, es otro de los
hondureños mutilados por La Bestia que integra AMIREDIS. Vega dijo que si antes
de tener la pierna mutilada le era difícil encontrar trabajo en su país, la
situación es más crítica siendo discapacitado y “nosotros no queremos ser una
carga para la familia”, señaló.
l hondureño José Gutiérrez, de 27 años.
“El inmigrante
viene arriesgando la vida”
José Gutiérrez, de
27 años, recuerda que en 2009, cuando subió al tren durante su viaje, él y
otras personas fueron asaltadas: “nos dijeron que si no nos tirábamos del tren
nos iban a matar, no hubo otra opción que tirarnos y esperar otro en la
madrugada que iba a pasar como a la 1 am. Estaba lloviendo cuando quise subirme
al tren en Orizaba, Veracruz. De exhausto me desmayé, fue trágico porque al
caer el tren me mutiló la pierna”.
Gutiérrez, también
miembro de AMIREDIS, dijo que intentó emigrar a Estados Unidos para huir de la
pobreza y de la delincuencia que se está viviendo en Honduras. Su sueño
era brindarle un mejor futuro a su familia. Con lo que le pasó ahora busca que
la gente migrante sepa de los peligros al embarcarse en esa peligrosa travesía.
“El inmigrante viene arriesgando la vida, corre el riesgo que lo secuestren,
que lo maten, a que las mujeres las violen, no se arriesguen”, puntualizó.
La Raza
www.miguelimigrante.blogspot.com
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