Entre el 21 de abril
y el 3 de agosto, Costa Rica registró el ingreso al país de más de 5.600
migrantes irregulares, cifra que siguió aumentando la semana pasada. Al menos
2.500 migrantes permanecen en el pequeño país centroamericano, lo que excede la
capacidad limitada de respuesta del gobierno y deja sumamente vulnerables a los
recién llegados.
Los migrantes, que
siguen llegando a razón de entre 100 y 150 al día, son en su mayoría haitianos,
y muchos dicen ser de África. Hay ciudadanos de países africanos y asiáticos,
como Congo, Senegal, Ghana, Côte d’Ivoire, Togo, Nepal, Bangladesh, Somalia,
Afganistán e Iraq.
Aunque desde hace
años Costa Rica ha presenciado pequeños flujos de migrantes irregulares
“extracontinentales” de las mismas nacionalidades, quienes han pasado por el
país en su travesía hacia los Estados Unidos, su número se disparó en noviembre
cuando los controles de la migración se tornaron más estrictos en Nicaragua
para promover la migración segura y ordenada.
Por otra parte, las
crisis económicas de Brasil y Ecuador han acrecentado el flujo de migrantes
hacia el norte. Muchos llegan a Costa Rica tras haber atravesado Colombia y
sobrevivido en la peligrosa selva del Darién entre Colombia y Panamá, en la que
muchas personas pierden la vida.
El Gobierno de Costa
Rica estableció cuatro centros para prestar a los migrantes asistencia básica
en forma de alimentos, refugio y atención médica. Sin embargo, estos centros ya
llegaron al límite de su capacidad y al menos 1.500 migrantes viven en condiciones
extremas en un campamento improvisado, a menos de un kilómetro del paso
fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua.
Muchos migrantes
recurren a los servicios de “coyotes” o traficantes de personas que les cobran
hasta USD 1.000 por persona, prometiéndoles llevarlos a Honduras a través de
Nicaragua. A menudo, estos “coyotes” abandonan a los migrantes en la selva o
los entregan a los asaltantes. La semana pasada, cerca de la frontera entre
Costa Rica y Nicaragua se encontraron los restos de diez personas, presuntamente
de nacionalidades africanas (se conjetura que al menos la mitad de ellos eran
haitianos). Otras dos personas regresaron a Costa Rica con graves heridas de
bala infligidas por traficantes.
Muchos migrantes han
sido engañados más de una vez y regresan a Costa Rica para recibir alimentos,
refugio y transferencias de fondos de familiares o amigos. Sin embargo, algunos
no son tan afortunados.
Empleados de la OIM
visitaron el campamento en la frontera para informar a los migrantes varados
acerca de sus opciones para una migración regular y segura, entre estas, la
posibilidad de retorno gratuito a algún país del que sean ciudadanos o en el
que tengan derecho a trabajar. Además, la OIM les informó que las personas que
tengan temores bien fundados de ser perseguidos tienen la opción de solicitar
asilo y la condición de refugiado.
“Costa Rica ha sido
muy generosa, pero actualmente está abrumada. Muchos de los migrantes varados
en este país vendieron todo lo que tenían para pagar lo que esperaban sería un
viaje hacia una vida mejor. Además, muchos están traumatizados por los abusos
que han sufrido. En este punto, lo que muchos desean es retornar a su lugar de
origen, pero no tienen los recursos para hacerlo”, declaró el Jefe de Misión de
la OIM de Costa Rica, Roeland de Wilde.
Oim
www.miguelimigrante.blogspot.com
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