En un año el ingreso de haitianos a Chile se ha
triplicado. De 3.848 en 2014 pasaron a 12.019 en 2015. En Quilicura, la
comuna en donde se concentra el mayor número de migrantes de ese país, ya
se habla de la “pequeña Haití”. Por sus calles se les ve llevando a sus hijos a
colegio, atendiendo negocios de los que son dueños. Sin embargo, la barrera del
idioma y la falta de documentación para entrar al país condiciona lo que más
valoran: el reencuentro con sus familias.
Celenise
Laine (33) lleva siete años viviendo en Chile. Trabaja como vendedora en un
negocio de abarrotes de propiedad de otro haitiano, que a diferencia de ella,
prefiere no contar su historia.
“Viví
un par de meses en Independencia, pero después me tuve que venir por dinero a
Quilicura, donde los arriendos son más baratos”, cuenta Celenise tras el
mostrador.
Max
se suma a la escena. Es haitiano y cliente frecuente del pequeño local. Tiene
26 años y no domina el idioma. Por eso, dice, le ha costado encontrar un
trabajo. “Llevo seis meses en Quilicura. No tengo mucho dinero por el momento.
Estoy buscando una oportunidad en alguna empresa de construcción”.
Miguel
Yaksic, director del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), dice que según
diversos estudios, hay tres categorías de migrantes haitianos: los con mayor
nivel de educación, que migran a Canadá o Estados Unidos. Otros con
educación de nivel medio buscan oportunidades laborales en Chile o
Brasil. Por último, los de menos recursos que se trasladan a República
Dominicana.
Yaksic
agrega que en los últimos meses las comunidades haitianas han diversificado sus
lugares de residencia, siendo Peñalolén, Cerrillos, los nuevos destinos para
quienes llevan más tiempo en el país.
Problemas al ingreso
Desde
la medianoche llegan a Santiago todos los vuelos procedentes de Panamá, con
origen en Puerto Príncipe. En la terminal aérea, es común ver por los pasillos
a haitianos esperando a sus familiares en lo que ellos mismos definen como una
“incertidumbre”. Esto porque no todos los viajeros que intentan pasar el
control migratorio tienen un destino feliz.
Un
problema común, según las estadísticas que maneja la Policía de Investigaciones
(PDI). Sólo en 2015, 1.933 haitianos fueron reembarcados por no cumplir con los
requisitos dispuestos en el artículo 10 de la Ley de Extranjería: no tener
propósito de inmigración, residencia o desarrollo de actividades remuneradas
(...) y tener los medios económicos suficientes para subsistir durante su
permanencia en Chile”, dicta la Ley de Extranjería.
En
el último año, esta cifra se triplicó (alza de 202%), según la PDI,
pasando de 640 a 1.933, cifra que representa el 30% del total de los reembarcos
que ordena la policía civil.
Rodrigo
Sandoval, jefe nacional del Departamento de Extranjería y Migración, reconoce
los esfuerzos que “a veces las personas no se encuentran en condiciones de
poder explicar en qué circunstancias vienen y cuánto tiempo se van a
quedar”.
El
funcionario explica que la diferencia idiomática se ha convertido en un
problema en este caso, pese al esfuerzo que ha realizado la PDI por
incorporar personal que hable francés. “Las características institucionales de
los países a veces dificultan el tratamiento documental” requerido por la ley
chilena.
Un
trámite que diariamente da lugar a verdaderos tragedias familiares en el
Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Cada día, en promedio, cinco haitianos
fracasan en su intento de ingresar al país y deben ser devueltos a Puerto
Príncipe.
La Tercera
Nenhum comentário:
Postar um comentário