terça-feira, 14 de março de 2017

Los puentes del Papa, antes que el muro de Trump

El delegado de Trebisacce en el exterior, Mario Stellato, aboga por unir pueblos con historias comunes. Pasó por Córdoba.

“En estos tiempos de barreras y muros como los que propone Donald Trump, nosotros preferimos seguir las enseñanzas del papa Francisco y tratar de tender puentes, de acercar pueblos”, dice Mario Stellato, representante en el exterior del municipio de Trebisacce, enclavado sobre el mar Jónico, en la provincia calabresa de Cosenza, al sur de Italia.
Después de monitorear en lo que va de este año distintos proyectos de intercambio e integración entre su comuna y la de Villa María, en cuyo hermanamiento tuvo un papel clave, Stellato pidió empeño para que los vínculos que los italianos establecieron hace tantos años con Argentina no se retraigan con el paso del tiempo.
“La italianidad en el exterior se está perdiendo porque muchas asociaciones que nuclean a nuestros migrantes no incluyen a los jóvenes y son muy cerradas”, dijo el calabrés, quien evocó que Villa María y Córdoba toda receptaron inmigración proveniente de Trebisacce, como de tantos otros puntos de la península, aunque en condiciones muy diferentes a las que enmarcan la crisis migratoria actual. “Llegaban con papeles y hasta a veces les pagaban el pasaje desde aquí, para que vinieran a trabajar”, afirmó.

Europa, e Italia en particular, son el destino al que intentan llegar hoy miles de personas. No todos les abren sus puertas…
–Estamos viviendo un período muy difícil. Creo que el problema es puramente político. Nosotros, Italia, estamos en Europa, pero no es una Europa totalmente unida. Sí, tenemos la misma moneda, pero cada nación toma sus propias medidas. Si tomamos el asunto de la migración, vemos que casi todos los desplazados pasan por Italia, y a otras naciones, vecinas nuestras, no les interesa el tema. Lo ven como un problema italiano y que tenemos que arreglar nosotros solos y eso no está bien. En la forma actual en que ingresa la inmigración no podemos controlarla, y no tenemos ayuda de parte del resto de Europa. Además, muchas otras naciones –como Austria el año pasado–, se pusieron a construir un muro en sus fronteras. Austria es parte de la Unión Europea y no le importó nada apartarse de la política comunitaria sobre el tema. Otro ejemplo es Francia, que quiere cerrarse sin afrontar el problema en serio, ni resolverlo. Yo creo que antes de que toda esta gente intente salir del otro lado del Mediterráneo, se podría hacer algo allá, no esperar a que vengan en condiciones precarias, o a que en ese intento muera un montón de gente y ni siquiera llegue a la otra orilla. Hablan, hablan y hablan, pero no hacen lo que debieran hacer…
–Este año habrá elecciones en Holanda, Francia, Alemania y la propia Italia, y en todas partes hay grupos con discursos parecidos al de Trump, de levantar muros…
–El problema es que esos discursos se levantan y tienen éxito y seguidores porque la gente está asustada. Todos tienen miedo al terrorismo, con lo que pasó en Francia, en Bélgica, o después en Berlín. Temen a gente que pueda entrar infiltrándose en estas corrientes de migración. La mayoría de quienes ingresan por Italia quieren irse a Alemania u otras naciones del norte europeo, donde también están empezando a levantarse muros y vallas, lo que no es bueno. Este es un momento donde todos debemos construir puentes, como dijo el papa Francisco. La política internacional debe ver cómo tender esos puentes y hacerse cargo de la situación tan complicada. Lamentablemente, hay mucha gente que muere mientras tanto...
–Si Italia o Europa ponen más restricciones a la migración, ¿pueden afectarse los derechos de los argentinos descen­dientes de italianos?
– Con Argentina nunca hubo problemas. Nunca ha habido restricciones con este país o América latina. Las relaciones fueron siempre buenas y seguirán así. Muchos son los que quieren volver; y digo “volver” porque la mayoría son descendientes de inmigrantes que salieron de Italia en el período de la Segunda Guerra, son gente que nació en Argentina, pero cuyos orígenes son italianos. La mayoría de argentinos de ancestros italianos tienen derecho a obtener la ciudadanía correspondiente y a sacar un pasaporte italiano, y no van a tener ningún problema para integrarse o trabajar allá.
–¿No hay previstos cambios en los requisitos para obtener la ciudadanía italiana?
–No, no, no; la ley es siempre igual y con las reformas constitucionales que no se aprobaron tampoco estaba prevista ninguna modificación. Al contrario, se está trabajando para ver cómo acercar y no alejar…
–Usted habla de preservar una “italianidad” forjada hace décadas en esta parte del mundo…
–Todas las asociaciones que están en la Argentina nacieron cuando los primeros inmigrantes vinieron acá. Hay asociación de piamonteses, de marquellanos, o de calabreses, que nacieron en aquella época y quedaron así. Y si nosotros vemos a todos quienes manejan esas asociaciones, son personas mayores, que no hacen nada para integrar a los jóvenes en esos grupos. Creo que, al estar todas estas asociaciones dispersas y cerradas, no se va a lograr nada. Lo bueno sería que en cada ciudad hubiera una sola institución que represente a Italia, y que se integre a los jóvenes. Todo lo que representa esa italianidad se está perdiendo entre las nuevas generaciones, que ni siquiera suelen saber de dónde vinieron sus antepasados.

Marcelo Taborda
La Voz
www.miguelimigrante.blogspot.com

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