sábado, 20 de dezembro de 2014

Expulsiones de connacionales sobrepasan a las del 2013

Rostros de tristeza, decepción y angustia se veían ayer en el salón de protocolos de la Dirección General de Migración (DGM),  de la Fuerza Aérea de Guatemala, a donde llegaron tres vuelos desde EE. UU., con 301 guatemaltecos deportados, cantidad  que fue suficiente para superar el récord  de expulsiones que se registró el año pasado.


Las cifras oficiales llegaron con las repatriaciones de ayer a 50 mil 366, 145 más que el número de deportados del 2013, que fue de 50 mil 221, y en los restantes 10 días del año podrían arribar 10 vuelos más con un promedio de cien expulsados cada uno.
Los connacionales, entre quienes se incluye al menos a seis mil 200 mujeres y 200 menores de edad, han sido retornados en 460 vuelos, la mayoría provenientes de Arizona y Texas.
Migración no CESA

Julia González, secretaria ejecutiva de la Mesa Nacional para las Migraciones, expuso que los guatemaltecos migran por la falta de oportunidades y la pobreza, por lo cual el flujo de indocumentados no se detendrá si no se  solucionan los problemas estructurales.  
Además, las deportaciones reflejan un aumento de la migración, ya que la mayoría de detenciones se produce cuando los guatemaltecos apenas han cruzado la frontera.
“Entre el 75 y el 80 por ciento de las deportaciones es porque son interceptados en la frontera y eso es un indicativo claro de que la migración, lamentablemente, persiste; el fenómeno de que la gente quiere llegar a EE. UU.”, expuso Alejandra Gordillo, del Consejo de Atención al Migrante de Guatemala.
Se rompe récord

Valerio Martínez tiene 22 años y es originario de una aldea de San Miguel Acatán, Huehuetenango, ayer se convirtió en el deportado 50 mil 222, con el cual se superó la cifra de retornados en el 2013.
El número poco significa para alguien que viajó con la intención de proporcionar un mejor futuro a su familia.
“¿Qué te puedo decir…? ¿Por qué me fui? La pobreza, las ganas de hacer una mi casa, de darles a mis hijos mejores estudios. Cuando pasé la frontera pensé que ya lo había logrado, pero no fue así. Me agarraron, y ahora no queda de otra que regresar a mi tierra, Huehuetenango”, afirmó con tristeza el joven deportado.
TESTIMONIO
“Fue una pesadilla”

Rosalinda Padilla es oriunda de San Lorenzo, San Marcos. Ayer fue deportada. Viajaba con cinco amigas, y en lo que subía a un taxi habló de su experiencia.
“No lo vuelvo a intentar. Por un momento pensé que moriríamos en el desierto. Estuvimos cinco días  sin agua. Fue una pesadilla”, afirmó Padilla.
DRAMA
Dejó a su familia

Rudy Alvarado fue deportado después de 21 años de haber residido en Orange, California. Estaba por  arreglar su residencia cuando cometió una falta leve y fue detenido por agentes migratorios. Dejó dos hijos en aquel país, de 5 y 7 años. “Creo que me los traeré acá”, indicó.
POR SERGIO MORALES 


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